Ser periodista en México: el reto de lidiar con las amenazas de los gobiernos

Realizan panel “Los periodistas y el poder”, durante el foro “Los desafíos de la libertad de expresión, hoy”

En esta ocasión, quienes suelen hacer las preguntas se dedicaron a responderlas: “¿Cómo se sienten ustedes frente al poder en México?”, lanzó la cuestión el historiador Héctor Aguilar Camín a periodistas de trinchera que coincidieron y disintieron en el panel “Los periodistas y el poder”.

Julio Astillero, Pascal Beltrán del Río, Diego Petersen Farah y Gabriela Warkentin compartieron su mirada sobre cómo los periodistas han surcado las descalificaciones y violencias ejercidas por gobiernos que se sienten incomodados por la crítica.

Esto, como parte del foro “Los desafíos de la libertad de expresión, hoy”, organizado por la Universidad de Guadalajara, UDG TV Canal 44 y la Fundación Internacional para la Libertad, y que fue inaugurado este miércoles en el Paraninfo Enrique Díaz de León.

Desafíos en un buen momento

Pascal Beltrán del Río aseguró que el periodismo mexicano está viviendo un extraordinario momento, “quizá tenga que ver con el cambio de gobierno, pero en la enorme mayoría de los medios estamos viendo una perspectiva muy plural y expresiva”.

A pesar de eso, sí existe un hostigamiento desde la cúpula del poder político y los dueños de los medios han prescindido de voces que han sido críticas con los gobiernos actuales.

“No hay nadie que pueda hacer el trabajo de los periodistas, ni blogueros, comediantes, influencers, ni las ong”, explicó.

Recordó que desde el año 2000 a la fecha han asesinado a 160 periodistas, “de los cuales 43 han sido en este gobierno”.

Petersen Farah afirmó que es un momento crucial para las y los periodistas. “Hay la misma libertad que antes, pero hay más medios con libertad de voluntad, que son aquellos que están más lejos del poder; ahí sí veo un cambio de comportamiento de los medios”, expresó.

Lamentó que los gobiernos han sido opacos y que se representa en respuestas como “No voy a caer en provocaciones”, como dice el Presidente Andrés Manuel López Obrador y “No voy a responder a ocurrencias”, como responde el Gobernador Enrique Alfaro Ramírez.

Dos líderes del Poder Ejecutivo (federal y estatal) que dan cuenta de lo incómodo que puede ser el periodismo para ellos y sus intereses, dijo.

La periodista Gabriela Warkentin externó que existe una obsesión por parte de colegas en centrar el poder en lo que ocurre en Palacio Nacional (del que no minimiza las intimidaciones que de ahí parten), pero que es momento de hacer otro tipo de preguntas urgentes.

“Será que estamos obsesionados viendo lo que pasa allá, y se nos olvidó que las trincheras son en plural. Hoy transmito la inquietud de que se pudo haber invitado a más mujeres en un panel como éste; que son quienes han descolocado la mirada y nos han obligado a cambiar el foco de atención”, subrayó Warkentin.

“Quienes hacemos periodismo, ¿a quién le estamos hablando, quién es nuestro interlocutor, a quién servimos, quién es nuestra audiencia? ¿Les estamos sirviendo de alguna manera? A veces estamos obsesionados en una pelea que sí tenemos que dar, pero no es la única que tenemos que dar. Replanteemos las preguntas”, exhortó la comunicadora.

Los ofendidos que perdieron el privilegio

Para Julio Astillero “hoy hay más libertad de expresión que nunca”. Dijo que muchos de los opositores de la actual administración federal han asumido un papel confrontativo, debido a que perdieron los privilegios que por décadas ostentaban.

“En México, durante los sexenios del priísmo y el panismo el periodismo ha estado mayoritariamente asociado con los poderes políticos y económicos, siempre con grandes beneficios para empresarios dueños de esos medios, directivos, articulistas y comentaristas”, declaró.

Ahora, con la Cuarta Transformación, ese esquema cambió la relación prensa-gobierno federal a partir de la reducción de los presupuestos asignados a convenios de publicidad.

También resaltó que hoy en el periodismo mexicano hay un ala que son abiertos militantes políticos en busca del retorno a los privilegios perdidos, y otra la de quienes defienden la promoción de López Obrador.

“En medio subsiste un periodismo que busca equilibrio honesto, que igual promueve los avances, pero también denuncia”, dijo.

“La Mañanera”, de la rendición de cuentas al amedrentamiento

A lo largo de casi tres años, López Obrador ha emprendido un ejercicio diario que partía de la rendición de cuentas ante periodistas nacionales para convertirse en un espacio de descalificación para quienes se atreven a poner en duda a la Cuarta Transformación.

Astillero destacó que las conferencias de prensa matutinas son “un inusual instrumento de información y propaganda política”, y que en su modalidad “Quién es quién en las mentiras” demuestran la precariedad de la política de comunicación social de este gobierno.

En ese ejercicio fue mencionada Warkentin, quien asegura que aquel señalamiento derivó en un acoso constante a través de redes sociales.

Hace tres semanas dijeron que yo encabezaba una red de bots abiertamente golpistas contra el gobierno, y lo que viví después de eso fue un verdadero infierno. Empezaba a ser un acoso personal, a partir de una absoluta mentira”, relató.

Sobre estas conferencias y sobre cómo el presidente critica a periodistas que lo cuestionan, Beltrán del Río añadió que para reñir con reporteros y directivos de medios estaban los funcionarios de comunicación social; “ése no debe ser ese el papel del Jefe del Estado”.

“Nada de lo que publicamos es cierto para el presidente si entra en la crítica”, recalcó.

Coincidieron lo lamentable de improvisar a personas que se dicen reporteros y que nunca se les ha visto en otras coberturas, a que planteen preguntas a modo al presidente para posicionar agendas, consumir tiempo o alabar el discurso oficial.

“El problema es que están ahí no para generar periodismo, sino para comunicación política. Se debe generar información que confronte el poder, tenemos que pensar qué estamos haciendo”, subrayó Petersen Farah.

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