Amy Coney Barret: el desequilibrio en la Suprema Corte

DIVISADERO/Eduardo González

 

Tras la muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg la rebatinga para obtener el control de las decisiones de la Suprema Corte en Estados Unidos han comenzado y se están mezclando con la carrera presidencial que eventualmente terminará el 3 de noviembre.

Desde luego, el control tiene que ver con conseguir desequilibrar aún más la distribución entre conservadores y liberales. Antes del fallecimiento de la jueza, había cinco miembros conservadores y cuatro progresistas. El propósito del presidente, Donald Trump es dejar como legado una Corte más conservadora. Debemos tomar en cuenta que quienes acceden a la Suprema Corte son propuestos por el presidente y ratificados por el Senado (donde hoy los republicanos tienen mayoría), además sus nombramientos son vitalicios y tienen el poder de cambiar las leyes de la nación.

Esta es la razón por la cual a lo largo de la historia de Estados Unidos se ha buscado equilibrar los perfiles de los juzgadores de la Suprema Corte, para evitar que sus decisiones afecten a los grupos más vulnerables.

Hoy por hoy, los temas que más preocupan a la sociedad estadunidenses son el acceso a los servicios médicos, los derechos de la comunidad LGBT+, los derechos de los migrantes, los derechos de las mujeres y en general los derechos civiles.

El fin de semana el jefe de la Casa Blanca propuso para sustituir a la jueza fallecida, Bader Ginsburg, a la juzgadora conservadora, Amy Coney Barrett, buscando cambiar el equilibrio de fuerzas en la Corte hacia la derecha conservadora.

Las implicaciones inmediatas de su posible ratificación por parte de la Cámara Baja es que una semana después de las elecciones presidenciales, la Suprema Corte discutirá la Ley de Cuidado de Salud Asequible (Obamacare), que en caso de cambiar su esencia podría retirar la protección médica a unos 20 millones de estadunidenses y afectar a 135 millones más con condiciones de salud preexistentes.

Además, estaría en riesgo el derecho para acceder a la interrupción legal del embarazo, y los millones de migrantes “indocumentados” incluyendo a los dreamers podrían experimentar una sensible disminución en los derechos que hoy tienen.

El proceso para la sustitución comenzaría el 12 de octubre cuando el Comité Judicial anuncie el banderazo de salida a las audiencias. Un día después tendrían la comparecencia de la jueza Barrett, para concluir todo el proceso en cuatro días. Todo un récord para la política estadunidense que volcaría a la Suprema Corte hacia la derecha.

Sin embargo, en estos momentos la piedra angular de la nueva cara conservadora que podría tener la Suprema Corte, es que, en caso de complicarse el proceso electoral, la decisión para determinar al ganador en las urnas recaería en el máximo tribunal, por lo que es fundamental que los republicanos y el presidente, Donald Trump, tengan a la mayoría de los jueces de su lado.

Esta, y no otra cosa, es la importancia inmediata de ratificar antes del 3 de noviembre a la nueva jueza.

Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.

@contodoytriques

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