La pandemia trastoca la reproducción de tortugas marinas en Guatemala

AFP.-En la playa de Sipacate, en el sur de Guatemala, el guardaparque Arnulfo Vásquez libera una veintena de pequeñas tortugas que caminan instintivamente al mar horas después nacer, bajo un programa de reproducción de la especie que se ha visto afectado por la pandemia del coronavirus.
Los neonatos de parlama avanzan en la arena hasta perderse en las olas en un ciclo que se repite entre julio y noviembre de cada año durante la temporada de anidación de tortugas marinas en las costas guatemaltecas.

Pero la protección de la especie se ha visto en peligro por las restricciones impuestas para contener la covid-19.

Arnulfo, cubierto con una mascarilla, comentó a la AFP que el toque de queda nocturno y otras limitaciones de movilidad para evitar los contagios del coronavirus han impedido que pobladores autorizados realicen con normalidad las colectas controladas de huevos, parte clave en la preservación.

“El toque de queda ha afectado bastante porque ya no tienen tiempo para andar caminando en la playa” buscando los nidos de las tortugas, que se realiza sobre todo en la noche y madrugada, menciona el guardarrecursos del Parque Nacional Sipacate-Naranjo, 90 km al sur de la capital sobre el Pacífico.

El gobierno guatemalteco mantiene desde marzo pasado confinamientos obligatorios para frenar la pandemia, principalmente la prohibición de salir por las noches.

Aunque ha flexibilizado algunas medidas para reactivar la economía, mantiene el toque de queda que rige de las 21H00 a las 04H00 del día siguiente (03H00 a 07H00 GMT).

El estatal Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap), a cargo de la preservación de las especies marinas, permite que vecinos colecten los huevos, que son comercializados para consumo en mercados locales, bajo la condición de que entreguen 20% para ser “sembrados” en recintos especiales o tortugarios y garantizar su eclosión.

Los recolectores “son importantes para la conservación”, explicó Vásquez, a cargo del tortugario en la aldea Naranjo del poblado de Sipacate, parte de la reserva con 20 km de playa.

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