El enamoramiento

TRIBUNA/César Iñiguez

Es poco común que alguien se decida con su primer amor, la mayoría experimenta algunos tropiezos previos a una relación duradera.

Pero sin duda, en cualquiera de los casos hay un síntoma muy importante, el sentirse enamorado, algo que conlleva una gran ilusión, esperanza de felicidad y de algo mejor.

Este ingrediente fundamental del enamoramiento; es la atracción y la seducción que la otra persona provoca a quien lo siente; es como un estado de somnolencia que lleva a ver a una persona sin defectos.

El enamoramiento es subjetivo, lo alimenta quien lo siente, con algunos y seguramente muy pocos hechos reales, pero sí con muchas suposiciones, especulaciones y pensamientos.

Hombres y mujeres actúan por igual, al estar enamorado se ve únicamente lo bueno, se ve el conjunto, se comienza a idealizar hasta llegar al grado máximo y ver a la persona como la mejor del mundo, y objeto de calificativos místicos e incluso con un halo de religiosidad.

Si es mujer, se le ven solo sus cosas buenas, su sonrisa, su cabello, su forma de hablar, su dulzura; no se ven las cosas malas, los detalles; y si se ven, se minimizan.

En un hombre, se le puede observar también el conjunto, su personalidad, su virilidad, su seguridad, es fácil padecer la apariencia y creerle todo en un estado de enamoramiento; la mujer no le presta atención a la calva, la panza redonda, los dientes chuecos o los vicios; ve el conjunto y lo idealiza, eso es lo que le enamora.

Una pareja recién iniciaba una relación salieron a comer y al regresar, estaban sentados en un sillón cubiertos con una cobija por el frío; la dama producto de la comida pesada se aventó una sonora y olorosa flatulencia, de esas que hasta duelen los ojos, con un movimiento involuntario “sabaneó” el olor y maximizó su poder…

El enamorado, voltea con una sonrisa tierna y le dice a su pareja: -“Qué bueno que lo hiciste, porque yo pensé que eras un ángel, con eso me demuestras que eres de carne y huevo, perdón, hueso, seguro no volarás al cielo y podré disfrutarte hasta el último de mis días”…

Estaba enamorado, pues.

Otra pareja, salió de vacaciones, recién llegando al hotel; el novio fue sobre la bolsa de la enamorada, le sacó unos billetes y le dijo: -“Ahorita vengo, voy al bar, no me tardo”…

La dama, al salir su novio de la habitación pensó: -“Seguramente está cansado y quiere desestresarse, que mejor ocasión que estas vacaciones”.

Después de unas horas fue a buscarlo y vio como besaba a otra mujer; desconcertada, pensó: -“Seguramente estoy juzgando mal, quizá solo se le acercó a preguntarle la hora y me estoy figurando cosas”…

Estaba enamorada, pues.

Una pareja más, estaban decidiendo los colores para pintar la casa una vez que se casaran, y comenzaron a charlar; el enamorado le comenta a su novia: -“Oye cielo, el otro día tú mamá me sugirió que le pusiera una pintura de color verde a la sala de nuestra casa, estaba pensando si pudiéramos decirle que esa es una decisión nuestra, ¿cómo ves?”…

Al tiempo que la mujer se para y le pone una bofetada guajolotera de frente y vuelta al momento que le sentenciaba: -“¡Con mi santa madre no te metas, ella tiene la razón en todo!”…

El marido pensó, sobándose el cachete: -“Mi mujer quizá tenga razón, al casarme con ella, será casarme con toda la familia, bien dice el dicho”…

Estaba enamorado, pues.

Otra pareja de novios tenía una tarde de convivencia en la casa de la novia; el novio venía de jugar básquet bola y comenzó a sacar las cosas de su mochila buscando su cartera; la mujer en extremo ordenada comenzó a ver cómo su novio luego de voltear la maleta, comenzó a quitarse el uniforme para ponerse su ropa y aventó la camisa por allá, los zapatos por acá, los calcetines por el otro lado y así, con todo lo que traía puesto.

Fue al baño y dejó el asiento del excusado un poco mojado al desahogar sus necesidades fisiológicas; la novia, luego de ordenar la recámara fue al baño y se percató de lo sucedido.

Pacientemente tomó un pedazo de papel al tiempo que limpiaba y pensó: -“Qué curioso, tan guapo mi novio y todavía se comporta como un niño de 15 años, ¡cómo me encanta!”…

Estaba enamorada, pues.

Otra pareja de novios planeaba casarse, el novio era un “freelance”, de esos que no les gusta tener patrón y de manera esporádica tiene trabajos; la novia, con un trabajo sólido y estable salía todos los días a trabajar.

Pasaban las semanas y los meses y al novio no se le veía voluntad de emplearse en algo provechoso; la mujer sostenía todas las salidas y algunos de sus gastos, incluidos los vicios de su próximo marido, ya que diario que se veían, iba gustosa por las caguamas a la tienda.

Cada que iba por ellas pensaba: -“Mi novio tiene grandes ideas, tiene un gran talento, necesita apoyo y yo se lo daré, incluso si necesita más dinero también, lo que sea necesario”…

Estaba enamorada, pues.

Había otra pareja, el novio, sin empacho cortejaba a cuanta vecina de su novia se podía, hasta que amarró con su anzuelo a una; otra vecina al verlo y enterarse, con los elementos en la mano se acercó con la enamorada del mujeriego y de manera sutil, pero clara, le dijo lo que ocurría.

La mujer categóricamente le dijo: -“Hágame el favor de no meterse en lo que no le importa”…

Al tiempo que pensaba, – “Cómo existen mujeres que no pueden ver felices a una pareja, les duele la ver la felicidad ajena”…

Estaba enamorada, pues.

Tarde o temprano las cosas se ven con la transparencia de la realidad, y cada quién tomará sus propias decisiones; pero sin duda la etapa del enamoramiento es la más compleja, porque no impera la razón, sino el sentimiento.

Impera el sentimiento de esperanza de algo bueno, de la percepción de qué lo que ocurrió antes quizá no funcionó y que lo actual puede ser mejor y que merece sacrificio; el enamoramiento es un autoengaño placentero, que sí es pasajero, pero que mientras dura se disfruta.

En el enamoramiento prevalece la buena voluntad de quien lo siente; de una entrega total, de disposición, de generosidad; a pesar incluso, de que antes no la hubo porque quizá es parte el sentimiento de culpa que nunca haber mostrado esa disposición.

El enamoramiento es complejo pero es pasajero.

Y es difícil aceptar desenamorarse de alguien a quien se le entrega ese sentimiento porque especialmente evidencia un error y una mala decisión.

Cabe señalar que el enamorado muchas veces lucha porque dure ese sentimiento, aunque sea tóxico, dañino y deje heridas; aunque impliquen sacrificios duros y dolorosos que antes no se hacían.

Quizá estemos de acuerdo que en diez años, cualquiera de estos supuestos sería muy difícil de sostener.

Todo este relato asemeja mucho al tema público; porque por más muestras que se les dé a quien está enamorado políticamente, se le pongan los elementos, se les den pruebas, se les aporten datos; les exhiban los errores, siempre habrá una justificación, y no hay poder humano en la inmediatez que los haga entrar en razón.

Algo como la Cuarta Transformación.

Están enamorados, pues.

Asesor en el GPPAN en el Congreso de Jalisco

@CesarIniguezG

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