PERSPECTIVA21/Verónica Juárez Piña
Las y los perredistas seremos una oposición crítica, pero constructiva. Apoyaremos las propuestas presidenciales que sean sensatas y que apunten a resolver los problemas de la ciudadanía, pero diremos “no” a las ocurrencias o a las iniciativas que tienen como objetivo restaurar el viejo régimen.
El PRD quiere emerger de este momento nacional como ese partido que no olvida sus causas y que entiende que desde la izquierda podemos influir para que el cambio en México sea progresista, ganemos en libertades y no retrocedamos en derechos.
Eso no impide que como perredistas utilicemos nuestra fuerza parlamentaria para impulsar cambios que le convienen al país. Iremos por reformas, las que por cierto, siempre han formado parte de nuestra agenda; como la despenalización de las drogas, el aumento (real y no simbólico) de los salarios, el fortalecimiento del Sistema Nacional Anticorrupción, los impuestos a las grandes trasnacionales, la protección de la educación pública de calidad, la universalidad de los servicios de salud y el derecho de las mujeres ha decidir sobre su cuerpo.
Seremos ese partido que busca visibilizar todo aquello que otros, por conservadurismo o cálculos políticos, prefieren esconder.
Ante esta realidad, las y los perredistas sabemos que debemos incluir y no excluir. Las divisiones del pasado no pueden repetirse de nuevo, en el presente. Si queremos recomponer a la izquierda de este país, tenemos que ponernos de acuerdo, abrir las ventanas y asumirnos como demócratas.
Por ello, esta semana llegamos al acuerdo de rotar la coordinación de las y los diputados del PRD para dar mayores oportunidades a la pluralidad del partido e incorporar todas las visiones al proyecto de izquierda que queremos encabezar. México es y será un país plural; por lo tanto, el PRD debe defender su identidad desde la pluralidad.
Una servidora será la coordinadora en el segundo año de trabajo de la LXIV Legislatura, estamos en la construcción de la agenda nacional, pero lo que sí podemos sostener es que seguiremos tendiendo puentes con la sociedad civil y que no tenemos veto a ningún tema. Recobraremos el contacto con los dolores de la ciudadanía, seremos una fracción parlamentaria más preocupada
por los problemas que aquejan al común de las mexicanas y mexicanos. Recuperaremos el tiempo perdido.
En un contexto en donde seguirá el consenso conservador desde la Presidencia y el escepticismo sobre la sociedad civil, el PRD debe entender su rol precisamente en estos dos elementos.
No permitiremos que el Jefe del Ejecutivo implante una política personalista y autoritaria que desmantele la democracia y vulnere el estado laico. Y, de la misma manera, seremos un PRD poroso, abierto a las demandas de la ciudadanía en todos los terrenos. México necesita una izquierda democrática y, aunque la coyuntura no es favorable para nosotros, nuestra agenda siempre estará vigente en un país con tantas desigualdades.
