PERSPECTIVA21/Verónica Juárez Piña
Dimos un paso transcendental para la vida democrática del país presentando ante el INE los documentos básicos de plataforma electoral y de gobierno.
Después de una discusión intensa, pensada y cargada de sensatez encontramos tres elementos principales: la desigualdad, la inseguridad y la corrupción.
Tres problemas que requieren de soluciones radicales; es decir, de raíz. No podemos seguir atemperando estos males que aquejan al país desde hace ya varios lustros.
Si lo que realmente queremos es transformar al régimen debemos hacerlo desde una visión de largo aliento, sin programas electoreros cargados y llenos de lugares comunes.
Este es un programa que tiene como fin último dos elementos; primero, impedir la permanencia de un partido como el PRI que tanto ha lastimado a nuestra joven democracia.
Y, en segundo lugar, caer en fundamentalismos que se erigen a través de un sólo hombre. La apuesta del Frente Ciudadano por México es resolver los problemas de gravedad que hoy están enquistados.
¿Cómo? sin politiquería, con diálogo reflexivo y de altura, con apego a las instituciones democráticas, repensando de manera urgente un nuevo régimen político.
El combate a la corrupción es un imperativo, dejar de promover que el patrimonio público, el de toda la y todos los mexicanos, se convierta en beneficio de unos cuantos.
El dinero de las y los mexicanos debe ser utilizado para las y los mexicanos. No vamos a permitir el desfalco y la corrupción que hoy nos tienen envueltos en una polarización con la ciudadanía.
Acabar con la corrupción significa hablarle de frente y de cara a cada una de las mexicanas y mexicanos.. El primer paso para la reconciliación nacional y la transformación del régimen es la de abolir la corrupción y la impunidad.
La inseguridad es una tarea que hoy demanda la sociedad en carácter de urgencia. Las estrategias establecidas en los últimos años no han hecho más que acentuar el problema y llevarlo a indicadores de violencia que nos equiparan con naciones subsaharianas.
Sin embargo, la inseguridad es una cara de la moneda de un problema estructural como lo es la pobreza y desigualdad.
Desde el Frente Ciudadano deliberamos que absolutamente nadie puede quedar fuera del bienestar y desarrollo del país, debemos dotar de herramientas y dejar de tener una visión asistencial, así como un viraje a una política económica que nos ayude a contrarrestar esta situación.
Celebro que hayamos alcanzado estos acuerdos de cara al futuro. Celebro también, que a través de foros en la Ciudad de México, Guadalajara y otros, particularmente con mujeres y jóvenes, se hayan instalado “las mesas de la escucha” en donde se expresaron distintas propuestas de la sociedad civil organizada, de académicos, de especialistas, de ciudadanas y ciudadanos que hoy forman parte de nuestro Programa de Gobierno y la Plataforma Electoral.
Y lo celebro porque representa un acto de congruencia democrática al reconocer la pluralidad de voces y expresiones para la deliberación, pero sobre todo en la construcción de un programa que hoy funge como un nuevo régimen y eje rector de la vida democrática de un país.
Es momento de la apertura, de la dignificación de lo público, de lo político, es momento de hablar del frente y de la transformación de las instituciones.
