¡Ay Jalisco no te muevas!

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CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla

Jalisco es el estado que a nivel nacional registró el mayor número de ventas de automóviles en el primer semestre del año.

Según datos de la Asociación Mexicana de Automotores (AMDA) con 66 mil 630, para dar un aproximado de un millón 700 mil unidades que circulan y de ellos un promedio del 80 por ciento lo hacen en el área metropolitana de Guadalajara.

Estos datos permiten ver varios aspectos relevantes: por un lado, el ineficiente servicio de transporte público; por otro, la mala planeación de la ciudad, que ha alejado a sus habitantes de sus centros escolares y lugares de trabajo, además de que no se ha logrado implementar políticas públicas para frenar la migración hacia la hoy conocida como “Gran Guadalajara» y la ausencia de estímulos para dejar de usar el auto.

Y no entendemos. La crisis ambientalista generada por la excesiva contaminación proveniente de los autos, nos pasa ya la factura, al enfrentar una crisis de estacionamientos y lo peor, un severo daño al medio ambiente y a la calidad del aire.

No es de extrañar. Nuestro ¿modelo? De desarrollo de la ciudad ha sido idéntico al de la Ciudad de México: Inexistente.

Una nula planeación que en los recientes 30 años nos ha traído como consecuencia sacrificar miles de árboles para edificar un templo de millaradas de kilómetros de concreto para venerar al dios mayor de los tapatíos: El automóvil.

Y no exagero. Basta ver como las obras que se han hecho en años recientes van tendientes a fomentar el uso del vehículo particular, que en promedio de viaje es usado por 1.4 pasajeros, contrastando con los 20 años de rezago en modernizar y ordenar el transporte público nos mantiene con vías saturadas, con la consecuente contaminación elevada.

Repito la pregunta ¿Cambiará algo en el futuro? Lo dudo.

A 5 años de la gestión del gobierno del estado la única apuesta para inhibir el uso del automóvil es la del tren ligero en su línea 3, cada vez más lejano su arranque.

Apunten un gran fracaso con la certificación de rutas de transporte público y su reordenamiento, así como la ausencia de infraestructura para peatones y transporte no motorizado, léase “MiBici”.

Esto aunado al valemadrismo de implementar programas efectivos que obliguen a todos los vehículos a someterse a controles de emisiones periódicas vía verificación y multas ejemplares me hacen pensar qué en un futuro cercano, algo así como 5 años, de seguir igual llegaremos a los niveles de inmovilidad y contaminación que privan en la Ciudad de México.

Que no nos extrañe el futuro que construimos hoy.

Analista político

@aagsevilla

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