Alerta sin alarma…

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CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla

Jalisco aporta a nuestro país íconos que nos dan identidad a nivel mundial, tales como el tequila, los machos, los mariachis y las mujeres hermosas, sumisas y abnegadas, entre otros.

Al mismo tiempo, nuestro estado se encuentra entre los líderes nacionales en violencia, discriminación y crímenes por cuestiones de género (feminicidios) contra la mujer, sin que a la fecha se haga algo serio y contundente para reducir y erradicar esta práctica cultural de nuestra sociedad.

En el marco del día mundial de la mujer, vale la pena preguntarse si realmente ellas tienen algo que festejar.

Los números son escalofriantes: en Jalisco seis de cada diez hogares sufren de violencia intrafamiliar, 30 por ciento de los embarazos son en niñas menores de 15 años, el feminicidio aumenta año con año de forma imparable, aunque la Fiscalía pretenda maquillar las cifras a la baja, lo cierto es que no ha habido una variación positiva en este àmbito según lo refiere el Comité de América Latina y el Caribe de los Derechos de la Mujer (Cladem) y se reportan 1,675 desapariciones de mujeres durante los últimos seis años.

Asimismo, en promedio una mujer gana 30 por ciento menos que un hombre por realizar el mismo trabajo y los hogares monoparentales dirigidos por jefas de familia ronda el 20 por ciento.

En cuestión de salud las cosas no son diferentes, el aumento de defunciones por cáncer de mama y cérvico uterino y el incremento de los casos de papiloma humano se deben a la falta de cultura en la prevención y detección oportuna por no asistir a tiempo con el ginecólogo, y en muchas ocasiones al impedimento que les imponen sus parejas por no atenderse con un médico hombre.

En cuanto a educación, en nuestro estado aun se limita a las mujeres a prepararse académicamente por cuestión de género, niñas que dejan la escuela para atender y apoyar las labores en casa o por quedar embarazadas.

Asimismo, cada vez es más frecuente escuchar historias de mujeres que sufren de acoso sexual por parte de empleadores, maestros o compañeros de trabajo, según cifras de la Fiscalía del estado cada seis días se denuncia formalmente un caso de este tipo.

Lo anterior puede servir para justificar el drástico aumento que se ha dado en los últimos años del consumo de alcohol entre la población femenina en nuestro estado: Hoy según la encuesta de adicciones, 7 de cada 10 féminas jaliscienses lo consumen, y 1 de cada 6 fuma.

Y podría abundar en las vicisitudes cotidianas que padecen las mujeres en nuestro estado, que no dista mucho de la realidad de las mexicanas en nuestro país, por el simple hecho de haber nacido femeninas, pero lo más grave y lamentable es la ausencia de políticas públicas para combatir esta arraigada cultura, que no es privativa de la población masculina; las jaliscienses de manera inconsciente siguen educando hijos que repiten este modelo de trato ante las mujeres.

¿Hasta cuándo? Hasta que las mujeres despierten y cambien las formas en la educación de sus hijos, en que exijan que las políticas públicas fomenten el desarrollo igualitario en educación, salud y empleo; que se castigue con más rigor el acoso sexual, la violencia de género y el abandono de las responsabilidades de los hombres al seno de las familias.

La alerta de género emitida por el gobierno estatal hace un año en nada ha contribuido a revertir esta tendencia ni se percibe que la autoridad tenga la preocupación real de hacerlo. Creo que las jaliscienses en la actualidad no tienen mucho que festejar… ¿O sí?

Analista político

@aagsevilla

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