PUNTO CRÍTICO/ Gabriel Torres
El próximo 4 de junio se perfilará una inercia difícil de contener. Las elecciones locales son, también, una buena manera de medir el ánimo de los mexicanos, sobre todo cuando estas ocurren en estados con singular peso en la política nacional.
Se elegirán gobernadores en Nayarit, Coahuila y Estado de México. A su vez se elegirán a 212 presidentes municipales en Veracruz.
Pero la madre de todas las batallas, rumbo al 2018, será la elección en Estado de México. Esta elección es la que el PRI –que cumple 88 años- nunca ha perdido. Sería un pésimo, terrible momento para, por primera vez, perder el gobierno en el estado del que emergió el presidente de la República, ahora que la aprobación de su gobierno está entre 6% y 8%.
Los candidatos en esta elección son Alfredo del Mazo, por el PRI; Josefina Vázquez Mota, por el PAN; Delfina Gómez, por Morena; y Juan Zepeda, por el PRD.
Lo más notorio, hasta ahora, es el avance de la candidata de Morena, que según la encuesta publicada por El Universal subió prácticamente el doble de sus preferencias electorales, mientras que el PRI disminuye de forma sustantiva.
Del Mazo cuenta con 19.8% de preferencias, mientras que Vázquez Mota –PAN- y Gómez Álvarez –Morena- cuentan con 19.6% y 17.8% respectivamente.
Pero la tendencia a la alza es para Morena, muy a tono del ánimo que se percibe en el país.
Todo indica que la apuesta no es a que el PRI repunte, sino a que no caiga más y el voto se divida. Para ello los alquimistas del Grupo Atlacomulco aplican sus mejores recetas. Tal vez por ello, también, se detuvo el segundo gasolinazo.
La coalición PRI, PVEM, PANAL, PES perdió hasta ahora 7 puntos porcentuales. Mientras que Morena gana 6 puntos, el PRD sube un punto y el PAN baja un punto.
Sin embargo, hay un 21 por ciento de los encuestados que no declara aún su preferencia política. Justo ahí está la definición que, si seguimos la inercia de las elecciones de 2016, se puede decir que en su mayoría será un voto antisistema.
Toda la maquinaria del PRI, sus mejores operadores y movilizadores, se concentran en esta cita.
Aunque el PRI tiene a un político experimentado, con gran trayectoria, el escenario nacional actúa en su contra. La falta de aceptación al gobierno del presidente seguirán sumando carga negativa a esta contienda que, de ganarla la oposición –específicamente Morena-, marcaría una clara inercia que podría hacer que el PRI se desfonde para 2018.
Especialmente por la migración de algunos cuadros priistas de la vieja guardia, que simpatizan con Morena.
Así que con un adversario como Morena, que capta incluso voto priista, y que registra una tendencia creciente en todo el país, esta elección local representará la última oportunidad de la marca PRI para sobre llevar el ya complejo escenario nacional…
