Montessori sin rumbo

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CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla

Con mis mejores deseos para este 2017, amigo lector.

Inicia el año con un aumento significativo en los precios de los combustibles en México y con el se agudiza la impopularidad del presidente Peña Nieto quien vuelve a exhibir una carencia impresionante de manejo de medios y comunicación, ya que sus mensajes para defender la mediada no han sido contundentes y convincentes en lo absoluto.  

Por el contrario han despertado el encono de la población, ante la inminente escalada de precios y la consecuente reducción del poder adquisitivo del salario, que cada día en nuestro país alcanza para menos y afecta la calidad de vida de la mayor parte de los mexicanos.  

No me sorprende que esto pase, si consideramos la declaración del gran amigo de Peña, Luis Videgaray, al tomar protesta como Secretario de Relaciones Exteriores, un cargo para el cual carece de perfil: «Vengo a aprender». 

Esta frase resume no solo el gran fracaso de la gestión de EPN, sino el gran fracaso de la clase política mexicana que a partir de 1970 no ha logrado consolidar un modelo de país que genere bienestar a sus habitantes, en gran medida por la ausencia de perfiles capacitados para hacerlo. 

Luis Videgaray en su paso como secretario de hacienda fue, al igual que sus antecesores, incapaz de generar esquemas recaudatorios efectivos que ampliaran la base tributaria, ya que en México solo el 30 por ciento de la población promedio paga impuestos y la evasión fiscal ronda los 500 mil millones de pesos anuales. 

Asimismo, cada año dejan de ingresar a las arcas gubernamentales algo así como un billón de dólares por concepto de sobornos, corrupción que a la fecha sigue siendo el reto más fuerte a vencer de los tres ámbitos de gobierno. 

Lo anterior nos refleja tan solo en dos rubros donde los políticos mexicanos no han podido, o no han querido actuar con acciones del tamaño del problema. Los altos costos de la corrupción y de la evasión fiscal han sido un lastre que ha obligado a depender de los ingresos del petróleo, y ahora que se ven mermados se tenga que recurrir al aumento de impuesto vía gasolina y combustibles. 

Esto sin tomar en cuenta el alto costo que hemos pagado por políticos que nada más «vienen a aprender» y cuyos resultados han sido nulos, hoy como nunca la crisis mexicana lo deja en claro ya que va más allá de la económica con altos índices de violencia e inseguridad y reformas estructurales que no permean en un beneficio real a la gente, sin que en el horizonte se perciba una solución de raíz a la aguda problemática económica y social que padecemos.

Analista político

@aagsevilla

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