La dictadura de lo inmediato

cesar ruvalcaba

RESTAURACIÓN/César Ruvalcaba

Hace tiempo he venido pensando en el concepto de la democracia consumista. Vivimos en una democracia que es dominada por lo inmediato, por lo urgente, sin mirar detrás del telón.

Muchos políticos actuales han abrazado la idea de entender la oferta política como si vendieran un producto que debe ser atractivo para el consumidor, y esto ha dejado de lado los proyectos serios que se requieren en la actualidad.

Los factores son muchos en este falso debate. Primero, la arena natural de la difusión de las ideas son los medios masivos de comunicación y ahora, más ágilmente, las redes sociales.

Esto es así y no propongo que cambie en lo inmediato pero debemos detenernos a analizar los efectos. ¿Por qué faltan ideas en el debate? ¿Por qué cada vez se dice menos con más retorica? ¿Por qué se le resta virtud a la política para dar paso a la diatriba fácil que no propone respuestas?

Dice Felipe González (ex presidente español 1982-1996) que “las sociedades mediáticas e irreflexivas son enemigas de los liderazgos sólidos y de los proyectos de fondo”.

Así las cosas, cuando los líderes políticos deciden actuar en base a sondeos de opinión y tendencias del día a día, irremediablemente buscan simplificar el mensaje para hacerlo más “digerible” y que la gente escuche lo que quieren escuchar aunque ello vaya en detrimento del razonamiento y de algo más importante que se está perdiendo: la pedagogía necesaria para convencer y movilizar la consciencia colectiva.

Hoy el político, en vez de ejercer su liderazgo, ofrece al público el producto que consumir y eso abarata y desprestigia a la propia política.

El político debe liberarse de la dictadura de lo inmediato y hacer siempre las cosas que debe hacer. Si se convierte el mensaje político en un producto que se lanza al mercado, siempre se buscará decir lo que el público consuma y eso, aunque creen que los hará más empáticos, a mediano plazo los hará cada vez más despreciables a los ojos del ciudadano.

Hoy se debe retomar la política que compromete proyectos, que busca respuestas, que plantea alternativas sin pensar solamente en lo políticamente correcto.

Por eso rechazo el mesianismo que repite las consignas como mantras sin plasmarlo en propuestas que sean capaces de cambiar la vida de las personas. En el fondo, eso es un escudo que le permite al demagogo denunciar calamidades sin aportar soluciones.

Debería haber más políticos que pongan manos a la obra para cambiar lo que está mal. Es mucho más arriesgado y criticable porque el riesgo de la política no radica en la predica sino en la práctica.

Describir un mundo justo o pormenorizar las causas de las injusticias no es una tarea demasiado difícil y en todo caso, resulta más literaria que política. La tarea de la política reside en buscar respuestas y no en relatar el drama.

En Jalisco, urge que la política se libere de la dictadura de lo inmediato, aunque veo lamentablemente –pero sin resignación- que cada vez tiene más adeptos.

Secretario de Organización PRI Guadalajara

@Cesar_Ruvalcaba

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