Tempestad…y no se hincan

guero11

CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla

La crisis de la administración de Peña Nieto ha hecho estragos directamente en su partido, el viejo y obtuso PRI, cada día menos capaz de mostrar fórmulas nuevas que atraigan al electorado aún teniendo el poder.

Ante la inminente llegada de un tecnócrata a su dirigencia nacional me asaltan las siguientes reflexiones:

Peña Nieto se quedó solo, sin operadores políticos formados en el PRI, capaces y de confianza, hoy tiene que echar mano de su círculo cercano de colaboradores de nula experiencia en lides partidistas con la tarea casi imposible de recomponer al tricolor después de la estrepitosa debacle electoral de este año y  en aras de la importantísima elección del Estado de México en el 17.

Enrique Ochoa Reza, el nuevo mandamás priista tiene el reto de renovar una imagen hecha añicos por la ausencia de resultados de las tan cacareadas 11 reformas y un cúmulo de actos de corrupción e impunidad que pasan desde los 47 de Ayotzinapa, hasta la Casa Blanca de la Gaviota.

Los priistas perdieron la oportunidad de mostrar que realmente los doce años que pasaron fuera de los Pinos les hizo entender la realidad de la sociedad y la necesidad de nuevas formas de hace política, iniciando desde dentro.

El eslogan de que Peña representaba un “Nuevo PRI” se ha caído en pedazos, día a día nos demuestra que el ADN jurásico sigue vivo al igual que las prácticas que supuestamente iban a desterrar. “Más cerca de la gente” nunca estuvieron ni el partido ni el gobierno.

La debilidad del inquilino en los Pinos se agudizó después de la Cumbre de Líderes de Norteamérica, donde su desatinada participación lo hizo blanco de las burlas masivas en las redes sociales, esto aunado al fracaso electoral e junio pasado deja como resultado un partido en terapia intensiva, donde queda de manifiesto que los grandes operadores tricolores ya no entienden a la sociedad actual, el último de ellos, Manlio Fabio Beltrones fue incapaz de hacerlo, lo que debe llevar a la reflexión a los estrategas priistas para redefinir acciones contundentes inmediatas de cara al 2018.

Desconozco más allá de sus blasones académicos y su gestión al frente de la Comisión Federal de Electricidad a Enrique Ochoa Reza, lo que sí queda claro es que la “Dedocracia” sigue siendo la manera en la que el presidente de la República en turno define el rumbo del PRI sin que medie la opinión y el sentir de la militancia.

Error que últimamente les ha costado elecciones y que de perder las que vienen del 17 y 18 pondrán a Enrique Peña Nieto, sin duda,  como el sucesor de Carlos Salinas de Gortari con el título del villano favorito de los tricolores.

Analista político

@aagsevilla

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