Existen los candidatos arribistas

LA MÉNDIGA POLÍTICA ENTRE JÓVENES 

El espacio del debate

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En este foro, cuatro representantes de partidos políticos debatirán abiertamente los temas actuales, sin restricciones, sin censura, pero con la nueva visión de los jóvenes.

 

Opinión central

Candidatos arribistas

MC
Alejandro Hermosillo

Se vienen campañas electorales. 60 días en los que en tele, radio, espectaculares, bardas y, prácticamente en cualquier sitio, veremos a los candidatos promocionándose como la mejor opción. La contradicción viene cuando al que hoy vimos venderse como el que va a luchar contra la corrupción, provocarla, al que hoy dice que resolverá la ciudad, llenarla de problemas.

De ahí la importancia de que los ciudadanos sepamos diferenciar entre los que hacen esto por amor a la ciudad y los que lo hacen por amor al dinero. ¿Y cómo saber identificar a los unos de los otros? ¿Cómo reconocer a los candidatos mercenarios? Yo propongo algunas pistas.

Un candidato mercenario tiene antecedentes de corrupción. No basta que diga que es honesto y que tiene muy bonitos planes, es necesario que en su expediente no haya escándalos ni dudas de su actuar. Un candidato mercenario no tiene resultados anteriores que informar. Su discurso se basa en descalificaciones y contra argumentos, pues no hay un solo hecho que respalde lo que está diciendo.

Un candidato mercenario en el lugar en el que se encuentre, pone en primer lugar sus intereses personales o de partido. Habla mucho del partido, de su institución política y no está dispuesto a poner esos intereses por debajo de los de la gente. Pero no solo en el discurso, sino que en los espacios donde ha estado lo ha demostrado. Su partido, sus intereses es prioridad.

Un candidato mercenario no está dispuesto a enfrentar la corrupción. No importa si es el Presidente de la República, con evidencias de casas millonarias y contratos de influyentismo, o si es el Gobernador, con los niveles de inseguridad desatados, un candidato mercenario no está dispuesto nunca a hablar en contra de alguien de su partido, simplemente porque no le conviene a sus intereses.

Así que debemos mantener los ojos muy abiertos en el próximo proceso electoral para que no nos quieran engañar. Pensemos en presente, pero también en pasado. Para que las cosas cambien en nuestra ciudad, requerimos razonar muy bien nuestra decisión. Cuando un político te diga qué hará si llega a estar en algún cargo, pregúntale qué ha hecho en sus anteriores oportunidades. Políticos mercenarios hay un montón, pero ninguno de ellos aguanta la pregunta: “Oye, ¿por qué me dices ahora que vas a mejorar la comunidad, si cuando tuviste la oportunidad en otros espacios, no hiciste absolutamente nada?”. Seguramente después de eso, no le quedará de otra que darte las gracias y despedirse. Y entonces, sabrás que el que estaba enfrente era, efectivamente, un candidato mercenario.

@ALEXHSILLO

 

Réplicas

 

PRI
César Ruvalcaba

“Todos los aduladores son mercenarios, y todos los hombres de bajo espíritu son aduladores”.Aristóteles, filósofo griego

En el ejercicio de la política siempre hay espacio para todo tipo de ejemplares, incluso para esos que ayer defendieron o enarbolaron causas de un partido, para en un abrir y cerrar de ojos, formar parte de otro, sin más afán que sus intereses personales o de grupo.

Se le conoce mercenario a aquel soldado que participa que lucha o participa en un conflicto bélico por su beneficio económico y personal, con poca consideración en la ideología, caso que trasladado al ámbito de la política en México y Jalisco, existen con sus bien marcadas referencias.

Hace unos años conocimos a un AMLO quien sirviéndose de las prerrogativas de partidos políticos, igual manda al diablo a las instituciones, como crea institutos políticos, sin más objetivo que el de seguir en la palestra, con menos reflectores, pero en la vitrina y con recursos públicos.

Pero hoy hablamos de candidatos mercenarios, y en Jalisco lo hay, sobre todo uno que si no lo recuerda, del PRI salto al PRD, fue Presidente Municipal de Tlajomulco por este partido político para después encabezar su candidatura al Gobierno del Estado por Convergencia…y ahora estar en el Partido Movimiento Ciudadano, sin más interés que los propios; así es, se trata de Enrique Alfaro. Práctica que se generaliza en ese partido político –PMC-, pues si revisamos las diversas candidaturas a diputados y /o regidores, encontraremos a ex panistas como Manuel Romo en Guadalajara, a Ramón Demetrio Guerrero en Puerto Vallarta, o a ex priistas como Salvador Caro, opositodo en Guadalajara o a Hugo Rodríguez candidato a diputación local en el distrito 4 de Zapopan.

No vienen solos, también los acompaña quien ahora es candidato de un municipio al que ya gobernó por el PAN, me refiero a Héctor Álvarez, candidato al gobierno de Zapotlanejo, si claro, de la mano de la mano de Enrique Alfaro.

Como vemos, los candidatos mercenarios sobran en la escena local, sólo es cuestión de hacer memoria.

Se conoce como mercenario (del latín merces, – edis, «pago»), a aquel soldado que lucha o participa en un conflicto bélico por su beneficio económico y personal, normalmente con poca o nula consideración en la ideología, nacionalidad o preferencias políticas con el bando para el que lucha.

@Cesar_Ruvalcaba

 

PAN
César Iñíguez

Los mercenarios, en la antigüedad, eran sujetos que se especializaban en distintas materias, se entrenaban en algo y lo hacían medianamente bien, por lo que eran buscados y pretendidos por muchos patrones, pero tenían un fin único, la búsqueda del dinero.

A los mercenarios, les daba lo mismo ayudar a un imperio o a otro, se especializaban en hacer algo y al final daban sus servicios ofreciéndose al mejor postor; los mercenarios no tenían ideales, ideologías, afecciones, fobias o filias, su única convicción era el dinero y por el dinero actuaban.

Leí con atención el escrito de Alejandro, seguramente su cambio repentino de partido le nubló la identificación de conceptos,  él confunde a un político inepto o corrupto con un político mercenario, pero no es así.

Puede haber políticos corruptos o ineptos que no sean mercenarios; pueden siempre estar dentro del mismo sitio, seguir los mimos fines y actuar de la misma manera.

Alejandro está equivocado, quizá porque con quienes se junta, ensamblan perfectamente en el concepto del candidato mercenario.

Así como en la antigüedad, el día de hoy tenemos mercenarios, los mercenarios de la política van y vienen, buscan el poder por el poder mismo.

Un candidato mercenario le da lo mismo ponerse una camisa azul, roja, naranja o amarilla con el objetivo de alcanzar el poder. Al candidato mercenario le da lo mismo cohabitar con políticos antagónicos con los que tenía “profundas diferencias”; entre candidatos mercenarios da lo mismo estar a favor del aborto o en contra, estar a favor de las adopciones de menores por parejas homosexuales o no; ser liberal o conservador, les da lo mismo, porque lo que realmente importa es el poder, no el beneficio de la gente.

Algunos en su descargo argumentarían que para lo esencial no existen diferencias; que lo importante es estar cerca de los ciudadanos, que son ellos los que importan y que da lo mismo estar en un partido o en otro. Muchos encuentran una verborrea barata para casualmente, justificarse en sus acciones. Casualmente son ellos, a los que al acabárseles el hueso en un lado, sin ninguna pena o remordimiento, pegan el salto como chapulín para mamar de otra ubre.

Discursos y justificaciones hay muchas; pero mire usted, hay un común denominador entre los políticos mercenarios: ocuparon un cargo impulsados por un partido y al caérseles la oportunidad de seguir colgado de la liana presupuestal, pegan el brinco como chapulín, pero ahora, con otro partido diametralmente distinto.

Al mercenario le da lo mismo ser de un lado o de otro, ser de aquí o de allá, mientras haya posibilidad de buscar el poder, ahí siempre lo vamos a ver.

@CesarIniguezG

 

PRD
Daniel López

Un mercenario, según la definición que nos da la RAE es aquella persona que percibe un salario por su trabajo o una paga por sus servicios que desempeña por otro. Cualquier otra definición que se quiera establecer de dicha palabra, si no se ajusta a tal concepto, es solamente una ocurrencia.

Alejandro erróneamente asume que cuando un candidato es corrupto, incongruente, con historial de poca reputación, etc., es un candidato mercenario. Si bien las características personales que él señala me parecen deplorables, insisto en que el abordaje de las mismas corresponde a un tema distinto al que este debate nos debe de ocupar. El tópico de este ejercicio argumentativo es el de “Candidatos Mercenarios”.

Así, y delimitado el tema, si un candidato es una persona que aspira a ocupar un puesto o cargo determinado, por candidato mercenario debemos entender a la persona que aspira a ocupar un cargo determinado y que percibe un salario por su trabajo o servicios. Es decir que la búsqueda del poder público se realiza solamente por la posibilidad que esto representa de conseguir un trabajo.

En pocas palabras, los candidatos mercenarios son aquellos que buscan el poder por el poder y por las posibilidades que en términos económicos esto les representa. A un candidato mercenario no le importa que sus filas se integren por un coctel de ideologías políticas (pues a final de cuentas aceptan públicamente que no tienen ideología), sino que auspiciados en los discursos mesiánicos de salvación de los ciudadanos, incluyen en sus proyectos a personajes con un muy dudoso profesionalismo, pero que -por lo menos en su entendimiento- les generan mayores posibilidades de obtener mejores resultados.

Un candidato mercenario es aquel al que no le importa haber pedido en distintos momentos el apoyo por el PRI, luego para el PRD, recibir después apoyo del PAN emilista, y ser postulado a la gubernatura por el PMC y PT, pues cualquier cambio de playera se justifica si representa -también a su entendimiento- mayores posibilidades de llegar al poder.

Un candidato mercenario es aquel que de manera envalentonada y sin fundamentos se quejó de que había partidos en los que decidía una sola persona y por eso dijo renunciar al mismo, pero que su hambre de poder hizo que intentara sin éxito apoderarse de él en cuando menos tres ocasiones, para después pedir asilo en una “nueva” casa de la que hizo uso y abuso y algunos años después corrió sin el más mínimo agradecimiento y respeto a su habitante original, para ratificar el poder unipersonal que tiene en la misma.

Un candidato mercenario es un soldado del pragmatismo, un comandante del chambismo y un general del ego. Es quien tasa su valor en una escala económica. Esto es lo que verdaderamente es un candidato mercenario.

@DanielLopezJal

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