Ilegalidad, corrupción y clientelismo, los vicios que entorpecen la democracia: Ugalde

 

Presentación Libro Ugalde GA1

 

Durante la presentación de su libro Por una democracia eficaz. Radiografía de un sistema político estancado, 1977-2012, en el ITESO, Luis Carlos Ugalde, ex presidente del Instituto Federal Electoral, señaló que la poca estima de los mexicanos por la legalidad, la corrupción y el clientelismo son los principales “vicios” que obstaculizan la transformación del país.

 

Destacó que esta situación es un mal sistémico, pues la transición de partidos en la presidencia tampoco ha mejorado las cosas porque prevalecen los mismos problemas, independientemente de quién esté en el poder.

 

Ugalde dijo que el problema se remonta a dos siglos, cuando el Gobierno empezó a trabajar con intermediarios cuya función era cuidar que el país no se levantara en armas y que se satisficieran las aspiraciones de los mestizos. Con el paso de los años esta práctica estabilizadora se basó precisamente en el clientelismo y la corrupción.

 

Sobre su libro, comentó que se trata un “análisis político con ciertas referencias a la historia”, en el que plantea que la democracia, como sistema de organización política, está estancada en el caso de México porque los gobiernos que han emanado de ella no han superado esos “vicios” de hace 200 años.

 

Al respecto, consideró que la transformación fundamental de México pasa por la legalidad, que consiste en “aplicar la ley para todos”. “La única justicia perdurable es la que se da al cumplir con la Ley”, enfatizó.

 

En relación con el Pacto por México, el ex presidente del IFE expresó que se trata de la agenda más importante que ha tenido el país en los últimos decenios, y que no es mérito sólo del nuevo Gobierno, que actualmente vive una “luna de miel” que seguramente terminará en el transcurso de este año cuando se presenten las reformas Fiscal y Energética.

 

Al ser cuestionado sobre las candidaturas independientes, dijo que a éstas debería identificárseles como “candidaturas sin partido”, para evitar caer en la demagogia que exalta lo ciudadano como algo incorruptible; todos los que se postulan a un puesto público son políticos, opinó. Consideró que cuando se formalice ese tipo de candidaturas, seguramente quienes opten por esta alternativa serán políticos que no obtuvieron la candidatura por algún partido.

 

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