POLÍTICAMENTE INCORRECTO/Por Carlos Maguey
Apenas hace unos días hablábamos de los las consecuencias de que la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación hubiera anulado una casilla en la que se usó la urna electrónica, que derivó en que el municipio de Cuquío, que había sido ganado por Movimiento Ciudadano, hubiera pasado a manos del PRI.
Y este fin de semana, a unas horas de que se venciera el plazo que existía, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, finalmente le corrigió la decisión a los magistrados de la sala regional y le devolvió el triunfo a Movimiento Ciudadano, pues determinó que no se debería anular esa casilla.
Hay que recordar que en ese lugar falló una urna electrónica, eso es un hecho que no podemos negar, pero según los protocolos de operación del sistema electrónico de votación, se sustituyó por otro equipo que funcionó correctamente, sin errores del equipo, aunque en el proceso hubo un error humano en la forma de llenar los formatos. Ese fue el origen de esta anulación.
En el proceso de revisión, los magistrados de la Sala Regional se mostraron algo necios, queriendo que el Instituto Electoral les enviaran testigos de votos que no existían, porque el problema es que los magistrados no alcanzan a entender todavía lo que es el sistema electrónico de votación.
A diferencia de lo que sucede en otros estados y en otros países, la urna electrónica emite un comprobante o testigo de voto, pero ese no es el voto en sí, sino el archivo electrónico que resguarda en su memoria la computadora, es decir, el voto es electrónico, el papel sólo es un testigo. Es por eso que cuando los magistrados pidieron los votos, se les envió una base de datos de Excel, pero ellos esperaban otra forma de verificar los sufragios, no es que los magistrados fueran necios, es sólo que los procesos y la tecnología los rebasaron, es como si en una estación de radio un programador exigiera un disco de acetato en lugar de un archivo mp3.
A la larga, los magistrados de la Sala Superior entendieron que no se podía anteponer un error menor, sobre la decisión de los ciudadanos y le regresaron a Movimiento Ciudadano el triunfo que habían obtenido.
Pero lo que queda claro en este proceso, es que si bien la urna electrónica es un aparato que mostró ser eficaz, pues no se anuló uno sola casilla en donde se instalaron estos equipos, también es cierto que la urna electrónica no es un producto terminado, no es un producto que debe estar sometiéndose a procesos de mejora.
De entrada, partiendo de las experiencias obtenidas, el IEPC debe buscar un acercamiento con los magistrados que se encargarán de revisar los próximos procesos electorales y orientarlos sobre todas las etapas.
En caso de que en el próximo proceso electoral se quieran comprar más equipos, el proceso de adjudicación debe ser anticipado, de manera que cualquier etapa del proceso sea clara, transparente y tan cuidada que no permita que haya dudas sobre el proceso de fabricación y entrega, que fueron las manchas que hubo en esta ocasión.
Pero además, el instituto deben coordinarse con los gobiernos estatal y municipales, de manera que en el corto plazo pueda generar condiciones para que se usen las urnas electrónicas en tantos ejercicios de consultas ciudadanas como sea posible, de manera que los ciudadanos puedan aprovechar para hacerse oír, pero al mismo tiempo, puedan utilizar estos equipos y generar esa confianza que necesitan para saber que el voto está aún más seguro de como lo ha estado con las urnas de papel durante años.
Los procesos de uso de las urnas, deben seguir siendo abiertos a los partidos, pero también a los ciudadanos, a las organizaciones civiles, a las universidades, para que se revisen y se consoliden en cada proceso que se usen, pues un descuido en alguna de estas etapas, puede llevar a caer en el camino que han seguido las urnas en otros países, como en Alemania o en Holanda, donde el exceso de confianza en equipos consolidados, generaron descuidos que a la larga llevaron a encontrar posibles fuentes de errores que terminaron por regresar a las urnas de papel.
La observación constante de los partidos y la sociedad en las etapas de operación y programación de estos equipos evitará que algún día se encuentren etapas vulnerables como ha sucedido en otros lugares.
Ya en julio y diciembre de 2009 y en julio de 2012, las urnas electrónicas han demostrado que son eficaces, confiables y que pueden dar buenos resultados, mejores que las urnas en las que se vota con boleta de papel, pero las autoridades electorales deben tener claro que este es un proceso que nunca acaba, en cada etapa se debe transparentar y dar certeza de la operación, así como cuidar los elementos jurídicos, pues de otra forma, lo construido hasta ahora, puede derrumbarse con cualquier pequeño error que se cometa.
Por hoy las urnas ya entregaron buenas cuentas, pero falta mucho por conseguir.