¿Qué era el ‘cursus honorum’ en la antigua Roma?


La carrera política en la Roma republicana estaba estructurada en distintas magistraturas que iban marcando el ascenso hasta el cargo de cónsul.

Las instituciones políticas de la antigua Roma configuraron el esqueleto de un imperio que dominó extensas regiones del mundo conocido y dejaron un legado en las estructuras políticas contemporáneas del mundo occidental.

Términos como «cónsul» y «edil», y los roles que desempeñaban, siguen teniendo eco en nuestras democracias modernas, demostrando la profunda influencia del modelo político romano.

A través del cursus honorum, Roma articuló un sistema de ascenso político cuyos principios de organización y administración siguen siendo relevantes en la actualidad.

El camino hacia lo más alto
El cursus honorum, literalmente «carrera de honores», era la secuencia establecida de cargos públicos que los ciudadanos romanos de rango senatorial debían seguir para ascender en la jerarquía política de la República Romana.

Este riguroso itinerario estaba diseñado para asegurar que solo aquellos con experiencia y habilidades comprobadas alcanzaran los niveles más altos de poder.

Cada magistratura tenía una edad mínima requerida y los candidatos debían desempeñar los cargos en un orden específico, comenzando generalmente como cuestor, luego edil o tribuno de la plebe, seguido de pretor y finalmente cónsul.

Estas restricciones buscaban garantizar la preparación adecuada para las responsabilidades crecientes e impedir la concentración de poder y el ascenso demasiado rápido, lo cual podría desestabilizar el equilibrio político de la república.

 

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