ESCAMOCHA
Pepe Díaz Betancourt
Difícil descifrar una cantidad real de menores en edad escolar que han sido abusados o han sufrido intentos de abuso por mayores, generalmente sus propios profesores, en un contexto donde la denuncia es una práctica estigmatizada por los ciudadanos.
Esto se desprende de las 40 investigaciones internas sobre abuso sexual a menores reveladas por la Secretaría de Educación (SEJ) y la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Jalisco (CEDHJ).
La cifra, nada despreciable, salta tras la investigación sobre el abuso a una menor en Autlán de Navarro, Jalisco, pero da lugar a inferir un mundo incalculable de excesos a menores escolares en la entidad que no son motivo de una investigación discrecional y mucho menos una denuncia formal ante las Agencias del Ministerio Público.
Los estudios, que han sido abundantes al respecto, señalan como inhibidores de la cultura de la denuncia a la corrupción de las autoridades, la ineficacia para ubicar al culpable (es) de los delitos y los trámites largos y tortuosos para documentar una denuncia.
El año pasado la Organización Para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) señaló a México en el primer lugar mundial de casos de extralimitación infantil, la proporción calculada es de 2 mil 764 violaciones a niños y niñas por cada 100 mil y de tocamientos no deseados 5 mil por cada 100 mil, de los cuales 100 por cada mil abusos son denunciados y sólo diez llegan a juicio.
De ésta cantidad sólo un culpable está tras las rejas.
PILÓN
Pasó prácticamente un año, de temporal a temporal, un plazo muy conveniente para crear un refugio provisional, una alternativa o cualquier tipo de salida digna que ofrecer a los moradores del Arroyo Seco, que no está seco cuando llueve, de la colonia Miramar, donde no hay playa a la vista, la única certeza es que hay autoridades sin corazón.
