PERSPECTIVA21/Verónica Juárez Piña
Concluidas las elecciones del 2 de junio, es momento de hacer algunas reflexiones en torno al proceso en su conjunto y los resultados.
Personalmente considero que el factor más importante que hay que valorar es la baja participación ciudadana. En promedio sólo votó el 35 por ciento del padrón en las entidades donde hubo elecciones.
Es una señal de alerta para todos los partidos, pero especialmente para el partido en el gobierno.
A tan sólo seis meses de ejercicio en el gobierno, el presidente y su partido no fueron capaces de sostener el entusiasmo de quienes votaron mayoritariamente por ellos el 1 de julio de 2018.
En los estados donde ganaron no lo hicieron con una amplia ventaja y en otras entidades no obtuvieron los resultados que vaticinaron.
Sin duda, esto es un reflejo de los desatinos que han cometido y de las conductas arbitrarias en las que han incurrido.
Es menester resaltar que los partidos políticos tienen que ser instrumentos al servicio del cambio social.
Nos hemos ensimismado tanto que se nos olvida que nuestra razón de existir es ofrecer alternativas para transformar la vida de las personas.
Escuchar los problemas y luchar por soluciones.
Los comicios del domingo fueron una lección para los partidos, pero especialmente para el gobierno que se asume como la plataforma de la renovación moral de nuestro país.
Pues ni Miguel Barbosa en Puebla ni Jaime Bonilla en Baja California suponen cambio alguno.
Y peor, solamente votaron por ellos un 13-15% de la lista nominal. Al buen entendedor, pocas palabras.
Los perredistas decidimos coaligarnos con candidatas y candidatos que pensamos podían ofrecer soluciones. Creímos y creemos en alguien como Jaime Martínez
Veloz. Preparado y con convicciones. 64 mil bajacalifornianos optaron por su candidatura en un momento muy difícil y competimos en desventaja frente al uso clientelar del presupuesto público del que hizo gala Jaime Bonilla, el candidato de Morena.
En Tijuana, con Julián Leyzaola Pérez, logramos 124 mil votos.
Todas y todos nuestros candidatos hicieron su mejor esfuerzo y plantearon las mejores propuestas en favor de las y los ciudadanos.
Es la fórmula que debemos seguir: candidatas y candidatos bien vistas y vistos socialmente, honestas y honestos y que enriquezcan las propuestas de nuestro partido.
Las y los perredistas estamos reconstruyendo nuestro proyecto y personalidades como Cárdenas deben quedarse como alianzas de futuro.
Me siento orgullosa de su tenacidad y la capacidad que tuvo para remontar en las peores circunstancias.
El PRD llegará fuerte al 2021. Estamos en un proceso de transformación profunda.
Contra quienes pronosticaban malos resultados en la primera elección de este sexenio, el 2 de junio nos sostuvimos y en algunos estados obtuvimos buenos resultados.
Esta es apenas la base, recuperamos fortaleza interna y seguiremos construyendo alianzas con una amplia gama de personalidades de diversos ámbitos, con organizaciones partidarias a partir de una agenda progresista, pero sobre todo y especialmente, con organizaciones civiles que están dando la lucha en defensa de los derechos de las y los ciudadanos ante las decisiones arbitrarias y la reducción de presupuesto, con una idea equivocada de austeridad, en instituciones y políticas públicas esenciales para las y los mexicanos.
Somos la única opción abiertamente liberal, progresista y de izquierda. Buscamos ciudadanizar las estructuras y las candidaturas para que sean plataformas de las luchas sociales que hoy en día están en las calles.
Ya comenzó la recuperación y los distintos debates y propuestas – sobre salud, seguridad, educación, ciencia, tecnología, economía, derechos humanos y protección de la niñez y las mujeres- que hemos dado frente a los embates del nuevo gobierno reafirman la vigencia del PRD.
Nuestra firme decisión es poner el partido a disposición de la sociedad y en favor de las mejores causas del país.
