El primer día de la cumbre del G20 de Buenos Aires transcurrió entre los gestos de sus líderes, como el efusivo saludo que se dieron el presidente ruso, Vladimir Putin y el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, y los pocos sobresaltos que dejó la marcha callejera principal contra la cita.
«En el G20 más al sur que se haya organizado -es la primera vez en Suramérica- los invito que demos un mensaje claro al mundo de que aquí juntos podemos marcar un horizonte de desarrollo, con responsabilidades compartidas, un fuerte compromiso con igualdad de genero y unidos en la diversidad», señaló en el discurso de apertura de la cumbre el presidente de Argentina y anfitrión, Mauricio Macri.
la última novedad en torno a la presencia del presidente ruso en el G-20 se dio cuando se encontró con el príncipe saudí Mohammed bin Salman, el cual se encuentra en medio del ojo crítico mundial tras ser acusado de mandar a matar al periodista Jamal Kashoggi.
Por lo mismo, la autoridad árabe se encontraba prácticamente aislado del resto de los presentes durante una actividad, hasta que apareció Putin, quien no solo lo saludó, sino que también tuvo bastante química con Bin Salman.
Esto porque más que el típico «hola» o el apretón de manos común y corriente, se dieron un cariñoso saludo, más parecido a un «dame esos cinco».
