PERSPECTIVA21/Verónica Juárez Piña
Machismo, misoginia y falta de respeto al Estado Laico recorre la Cámara de Diputados. El pasado 9 de marzo una mayoría se opuso a que las mujeres podamos interrumpir el embarazo en caso de violación.
Y no sólo se opusieron a normalizar lo que es de sentido común, sino que también le han dado la espalda a las leyes. Sus tabúes son tan nocivos que no piensan en la tragedia que significa la violencia sexual y, menos, en cumplir las normas, como es la Norma Oficial Mexicana 046.
Afortunadamente como siempre, diputadas valientes levantaron la voz. Legisladoras de varios partidos del PRI, PRD, MC, PVEM y Nueva Alianza tomaron la tribuna y exigieron a la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados regresar al pleno el dictamen que defiende el derecho de decidir sobre nuestros cuerpos.
Su manifestación pública nos recordó que el machismo no es sólo un problema de las calles, la familia o las escuelas, sino que sigue impregnado como quiste en las instituciones de representación.
Días antes, diputados de todos los colores se caían en halagos y felicitaciones a la mujer. Sí, tuiteaban: ¿qué haríamos sin ellas? o “son la columna vertebral de la familia”. Doble moral, intolerable; porque al día siguiente, esos mismos, actuaban en lo oscurito para impedir que el pleno de la Cámara de Diputados se manifestara sobre los derechos de la mujer.
Muy a lo tradicional vemos que una cosa es el discurso público y, otra son las acciones. Esto es la muestra de una clase política que sigue viendo a las mujeres como subalternas, como legisladoras de segunda.
Qué les parece si en vez de flores, la próxima vez nos escuchan.
Que les parece si en lugar de discursos y mensajes demagógicos, nos sentamos a discutir la igualdad en serio, sabemos de las circunstancias que vivimos las mujeres y niñas en México, que ganamos en promedio 30% menos que los hombres, que el 56.9% de las mujeres y niñas han sufrido violencia(cifras del ENDIREH), sabemos que para poder estar en los distinto espacios de representación y decisión ha sido una larga lucha, en donde miles de mujeres han dado la batalla arriesgando su integridad y hasta la vida misma.
Pero también sabemos que siguen ninguneando nuestro papel en la vida pública y que nos siguen estereotipando por pedir dignidad e igualdad. ¡Basta!
Por nuestra parte, las mujeres seguimos ganando terreno. Cada día es más difícil cerrarnos la puerta sin asumir los costos políticos.
Por fortuna el movimiento feminista crece y seguimos dejando constancia de este proceso de reivindicación de derechos, que no haremos ninguna pausa hasta lograr la igualdad de trato que no es otra cosa que la equivalencia con los hombres respecto a las oportunidades, libertades y derechos.
Orgullosa de las diputadas que alzaron la voz, Laura Plascencia (PRI), Cecilia Soto (PRD), Candelaria Ochoa (MC), Araceli Damián (MORENA) y cada una de las legisladoras que en congruencia defienden los derechos de las mujeres y niñas.
Mucho que aprender de ellas, ojalá que las y los legisladores de Jalisco asumieran esa actitud tan valiente, para exigir lo que por derecho corresponde a las mujeres, niñas y adolescentes, el cumplimiento cabal de la Norma 046.
