POLÍTICAMENTE INCORRECTO/Carlos Maguey
Hace más de una semana que se realizaron las elecciones y ya muchos han reflexionado sobre el problema de que la mayoría de las encuestas acertaron y fallaron.
Acertaron casi todas porque adelantaron que tanto Enrique Peña Nieto como Jorge Aristóteles Sandoval Díaz ganarían las elecciones para Presidente de la República y para Gobernador de Jalisco, respectivamente.
Sin embargo también fallaron, pues la mayoría de las encuestas adelantaban holgadas ventajas de los dos priistas por encima de los candidatos de izquierda, que en ambos casos eran segundos en las encuestas, pero aunque en las mediciones publicadas siempre aparecían muy lejanos, al final tanto Andrés Manuel López Obrador como Enrique Alfaro Ramírez, cerraron sus distancias.
Claro, todo esto ya lo han leído en otros lado, junto con las explicaciones de que hay un «voto oculto» que dan los ciudadanos que al ser entrevistados, mienten sobre sus preferencias electorales, o que las encuestas tienen márgenes de ciudadanos que no dicen sus preferencias, sin embargo, eso ya no es tan importante.
Lo realmente trascendente en este momento es si publicar una serie de encuestas que marcan una tendencia tan separada modifican en algo el sentido del voto de los ciudadanos que no se han decidido por quién votar.
Pero sobre todo, falta determinar si esa modificación del sentido del voto favorece a quien se reporta como el puntero, o si refuerza a quien aparece en segundo sitio.
Un estudio serio al respecto nos permitiría tener claro los efectos de este tipo de publicaciones, lo que hasta ahora es claro, es que las imprecisiones de la mayoría de las encuestas, fueron muy importantes, sin importar la casa encuestadora ni el medio que las publicó, por tanto, vale la pena que las empresas de mercadotecnia se autoevalúen y vean si están haciendo bien su trabajo, claro, a excepción de aquellas cuyo trabajo era hacerle promoción a un candidato o partido.
@CarlosMaguey
