Analizan nuevo milagro en Honduras

ACIPress.- El primer Obispo de la Diócesis de Gracias (Honduras), Mons. Walter Guillén Soto, reconoció un nuevo milagro eucarístico ocurrido hace un año en una parroquia rural del municipio de San Juan.

Gracias, en el departamento de Lempira, es un municipio de poco más de 57 mil habitantes al oeste de Honduras. Su fundación se remonta a 1536, y su nombre original fue «Gracias a Dios».

Apenas a unos 35 kilómetros al sur de esa localidad se encuentra el municipio de San Juan, en el vecino departamento de Intibucá. Ahí, en la ermita de la comunidad El Espinal, ocurrió el milagro eucarístico declarado por el Prelado: una mancha de sangre sobre el corporal.

El momento del milagro
En la tarde del día 9 de junio de 2022, en el que la Iglesia celebraba la fiesta litúrgica de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, José Elmer Benítez Machado llegó antes que nadie a la ermita de la comunidad El Espinal, donde celebraría la Liturgia de la Palabra y distribuiría a los fieles las hostias consagradas previamente por los sacerdotes de la diócesis.

En El Espinal viven cerca de 60 familias repartidas por la región montañosa, dedicadas principalmente a la agricultura y a la crianza de ganado, cerdos y aves. Apenas 15 son las familias que asisten todos los jueves a la Liturgia presidida por laicos, ya que no cuentan con un sacerdote radicado en el poblado. Y es precisamente Elmer quien fue designado desde hace dos años Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión para atender las necesidades pastorales de la ermita consagrada a Santiago Apóstol.

Alrededor de las 5:00 p.m. (hora local) comenzó con la celebración. Llegado el momento de distribuir la Eucaristía, abrió el sagrario y notó que el corporal —lienzo sagrado de tela—, que envolvía el copón de madera y que estaba sobre un cojín blanco de tela satín, mostraba manchas grandes que parecían de sangre humana.

“Quedé impresionado”, relata a EWTN Noticias. “Mi primera ilusión fue: ‘es la sangre de Cristo’”. Sin embargo, en la confusión del momento, y para cumplir su labor pastoral, continuó con la celebración y distribuyó el pan eucarístico.

Antes de concluir, al momento de anunciar los avisos parroquiales, Elmer le preguntó a la asamblea si habían visto alguna filtración de agua en el templo o si sabían de alguien que hubiese ingresado antes. Luego contó lo que había visto.

Al día siguiente, el P. Marvin Sotelo y el P. Oscar Rodríguez, Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús —que habían llegado al municipio de San Juan de Intibucá apenas dos meses antes—, fueron a la comunidad de El Espinal para corroborar lo que el coordinador parroquial les había relatado por teléfono.

El P. Sotelo puso la tela en una bolsa de plástico con cierre hermético, la custodió en su casa parroquial y se la entregó al obispo dos días después.

Mons. Walter Guillén Soto fue particularmente escéptico y decidió mantenerlo en su capilla personal, mientras decidía qué hacer. “No soy tan propenso a creer de una manera ingenua en las cosas. La lógica nos hace ser prudentes en cuanto a creer las cosas sin filtrarlas y sin analizarlas”, manifestó a EWTN Noticias.

Casi unos tres meses después, el Obispo mandó a realizar algunas pruebas científicas en el Centro Médico de Santa Rosa de Copán, a unos 47 kilómetros de Gracias, para evaluar la oxidación y dilución de la sangre. Al concluir que no se contaba con el material necesario para hacer un análisis, se envió al centro toxicológico DISA Test en Tegucigalpa, donde el Dr. Héctor Díaz del Valle, Doctor en Química y Farmacia, encabezó la investigación.

A finales de octubre de 2022 comenzó el análisis con la intervención de una perito forense externa y de la Dra. Claudia Coca, docente evangélica que trabaja en la Facultad de Química y Farmacia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y que antes fue jefa del laboratorio de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI).

El mismo tipo de sangre de Turín y Lanciano
En un inicio se descartó que las manchas fueran de resina de madera o sangre animal. Procedimientos posteriores revelaron que la sangre humana era del tipo AB con factor RH positivo, el mismo del milagro eucarístico de Lanciano (Italia), así como el encontrado en la Sábana Santa de Turín (Italia).

Según el portal World Population Review en Honduras menos del 2.5% de la población tiene ese mismo tipo de sangre.

En la historia de la Iglesia se han registrado más de 100 milagros eucarísticos. De ellos, al menos cuatro habían tenido lugar en países de América Latina. El de Gracias sería el quinto.

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