ESCAMOCHA
Pepe Díaz Betancourt
Como puede una declaración exaltada, algunos dirán sobreactuada o sobrevalorada desde una esfera gubernamental, ir contra la sensación de millones de habitantes preocupados de ser víctimas de un delito o simplemente de un acto que vulnere la seguridad de su familia, ya sea de él mismo, desde lo moral, lo físico o sus derechos fundamentales.
La sensación de riesgo prevalece en la atmósfera en esta entidad sin duda cabe y una muy importante fuente de dispersión son sin duda los medios de comunicación, ningún reportero sale a la calle a describir hechos delictivos inventados o que suceden desde una esfera de ficción, son lamentablemente reales y no todos son captados periodísticamente, como tampoco, miles de ellos, son motivo de denuncia.
Y es de llamar la atención que en la medida en que los comunicados oficiales presentan cifras que escalan hacia arriba, los ciudadanos las contrastan con lo que aprecian en las calles, sus hogares y sus bienes, cuando esas mismas cifras son manejadas a la baja, resulta que casi nadie les cree.
El concurso de la percepción de la inseguridad es desigual y no es parejo porque para el imaginario social, el de las personas, el aumento de la inseguridad es geométrico, es exagerado, así que al competir con un vocero oficial la percepción ciudadana tiene todas las ventajas y en este momento la razón. Es mala decisión esa de esgrimir avances de seguridad para presumir logros políticos.
PILÓN
Impresionante la nueva calamidad en los pueblos ribereños del río más contaminado del mundo, los torbellinos de mosquitos en los cielos de El Salto y Juanacatlán, que pueden ser observados libremente sin necesidad de reservaciones, ni ticket master casi todas las tardes de casi todos los días y también los pueden ver nacionales y extranjeros desde los aviones que arriban al Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo.
Periodista, docente y coordinador de diplomados en periodismo en la Universidad de Guadalajara y el ITESO
@pepediazjose
