Muerte de Diana sorprendió al mundo y cambió la familia real

AP.— Por encima de todo había shock. Esa es la palabra que la gente usa una y otra vez cuando recuerdan la muerte de la princesa Diana por un accidente automovilístico en París hace 25 años.

La mujer que el mundo vio crecer, de una tímida adolescente maestra de jardín de infantes, hasta convertirse en una glamurosa celebridad que reconfortaba a pacientes con sida y hacía campaña para retirar minas terrestres, no podía estar muerta a los 36 años y, sin embargo, había ocurrido.

“Creo que necesitamos recordar que ella era probablemente la mujer más famosa en el mundo de habla inglesa, a excepción quizá de la misma reina Isabel II”, comentó el historiador Ed Owens.

“Y ante su enorme imagen pública de celebridad que había desarrollado, que se extinguiera de la noche a la mañana, que muriera en circunstancias tan trágicas tan joven, creo que realmente fue un enorme shock para muchas personas”.

Esa incredulidad cimentó el legado de Diana como la mujer que trajo un cambio perdurable a la familia real británica, ayudando a reducir la distancia entre siglos de tradición y una nueva nación multicultural en la era de internet.

Primero hubo una ola de dolor popular que llegó en masa a la casa de la princesa en el Palacio de Kensington para lamentar la pérdida de una mujer que la mayoría nunca había conocido en persona. Simplemente, eso obligó a la realeza a reconocer que el toque sencillo de Diana había conectado con la gente de maneras que todavía no se le habían ocurrido a la Casa de Windsor.

Desde entonces, esas lecciones han inspirado a otros miembros de la realeza, entre ellos los hijos de Diana, los príncipes Guillermo y Enrique, a tener un toque más informal y cercano. Como muestra basta con mirar el concierto estelar que fue la pieza central del Jubileo de Platino para celebrar los 70 años de la reina en el trono.

Hubo bandas de rock y cantantes de ópera, bailarines y rayos láser que dibujaron perros corgi en el cielo, pero el aplauso mayor fue para la misma reina Isabel, quien apareció en un cortometraje para compartir una taza de té con el oso Paddington, un tesoro nacional británico. En el corto resolvió un viejo misterio y reveló lo que lleva la reina dentro de su famoso bolso de mano: Un sándwich de mermelada, en caso de emergencia.

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