CAMBIO Y ACCIÓN
Claudia Murguía
Para todos nosotros, se vuelven cada vez más comunes las noticias sobre catástrofes hacia nuestro ecosistema, la gran mayoría, provocadas por su más grande depredador: el ser humano.
Hoy es más común, resentir los cambios climáticos en nuestro ambiente. En los últimos 30 años es indudable que el clima cambió y que le hemos hecho un gran daño a la naturaleza.
En estos días a nivel nacional, se daba cuenta de que en Jalisco 43 municipios están en sequía -y apenas estamos iniciando abril-. La semana pasada dábamos cuenta de la detención de una persona por quemas provocadas en la zona protegida del Bajío, y así, podríamos ir describiendo todas las conductas que en los últimos años, hemos realizado en contra de nuestro medio ambiente sin ninguna sanción ejemplar.
Las aguas, los bosques, la fauna, cada vez está más amenazada y nadie puede negar que ya resentimos sus efectos.
En el 2019 Jalisco, sufrió una de las más grandes tragedias ocasionadas por los daños a nuestro medio ambiente, en un municipio de mi región San Gabriel, donde incluso hubo perdida de vidas humanas por el desbordamiento de un río, lo cual fue ocasionado -en mucho- por la erosión causada por la tala clandestina de los bosques así como por las quemas para uso agrícola.
La tragedia ocurrida en San Gabriel Jalisco en 2019 con el desbordamiento del Río Salsipuedes tuvo consecuencias catastróficas, ya que costó la vida de seres humanos, afectaciones en más de mil viviendas, en 5 puentes que representan más de 120 millones de pesos, según datos de la Unidad Estatal de Protección Civil.
A nivel internacional, la Abogada Polly Higgins ha propuesto: “Convertir el Ecocidio en uno de los cinco crímenes contra la paz internacional, junto a los crímenes de guerra, el genocidio, los crímenes contra la humanidad y los crímenes de agresión.”
Esto ha generado un movimiento llamado “Erradiquemos el Ecocidio”, que tiene como fin, convertirlo en un delito Lesa Humanidad, el cual, a medida que pasa el tiempo ha ganado apoyo de grupos ambientalistas; pero no ha tenido una aceptación pública. En consecuencia, se pretende que el Ecocidio sea un delito internacional aplicable a todas las personas y naciones.
La aprobación de la iniciativa que presenté, implicó meses de revisión técnica que se concretó el pasado 31 de marzo en el Congreso del Estado con la aprobación por unanimidad de la tipificación del delito de Ecocidio.
El señalar como delito el Ecocidio en nuestro Código Penal, significa no solamente que los responsables tengan una pena corporal de tres a diez años de prisión; también se contempla que el monto de la multa que puede ser de hasta cuatro millones ochocientos mil pesos y se aplique a la restauración del medio ambiente afectado; además de que la pena sea elevada en un tercio cuando quien cometa la conducta sea servidor público, o se realice sobre un área natural protegida.
Como lo manifesté en tribuna: “Mientras no entendamos que nuestra superioridad en la naturaleza sólo radica en la posibilidad de tomar decisiones en base en la razón, pero que en lo demás somos sólo una de tantas partes de un equilibrio permanente de convivencia y cuidado, entre toda la rica biodiversidad, hasta entonces, comprenderemos que en cada tala, quema, de árboles y bosques, contaminación y explotación de nuestros mantos acuíferos, también está una afectación directa a nosotros mismos, a nuestra persona, porque la naturaleza, la biodiversidad, no es ajena, es sólo una extensión de nosotros mismos.