Culturizando.- Antes de llegar a ser un proverbio popular, la frase «divide y reinarás» fue aplicada por notables militares de la antigüedad, a modo de estrategia de combate. Conoce aquí cuáles son los orígenes históricos de esta interesante estrategia, y en qué tipo de situaciones bélicas debe emplearse.
La versión en español de este proverbio proviene de la expresión latina divide ut regnes. Aunque una parte de la tradición oral le atribuye esta frase a Filipo de Macedonia, el padre del conquistador griego Alejandro Magno, lo más probable es que se trate de una reflexión materializada en su momento por el general Julio César.
César, estrategia y control en la Galia
En el siglo I a. C. César aplicando este precepto, fue como pudo vencer a las tribus galas que se extendían por los territorios que actualmente corresponden a Francia y parte de Alemania. Es de destacar que los galos superaban en número a las tropas de Roma.
Para conquistar la Galia, César se valió de la mejor organización militar de sus legiones, pero también supo explotar las diferencias que había entre los diferentes grupos de pueblos galos. César además les ofrecía generosas recompensas a los galos que optaran por unirse a su ejército.
Con todo, se trata de una estrategia que desde hacía bastante tiempo formaba parte del acervo militar del pueblo romano. Ya en el siglo IV a. C., los romanos tuvieron que enfrentarse a la Liga Latina, una coalición de ejércitos itálicos reunidos para evitar la expansión continental de Roma.
Tras vencer a sus oponentes, surgió para los romanos el dilema de cómo establecer un control permanente sobre los pueblos derrotados, sin tener que recurrir una y otra vez al sometimiento bélico. La solución fue anexar los territorios de los vencidos a los del creciente imperio.
Bajo la cobertura de Roma, los dominados adquirían algunos beneficios, tanto económicos como sociales.
El arte de la guerra
En El arte de la guerra, Sun Tzu explica un conjunto de estrategias, indispensables para superar situaciones bélicas complejas. En este tratado de guerra, escrito en China entre los siglos VIII y V a. C., su autor también se fija en la importancia de dividir las fuerzas del enemigo, previo a la batalla.
Para Sun Tzu la esencia de la guerra reside en subyugar al contrario desde antes de entablar el combate. Para esto pocas cosas son tan efectivas como atomizar las fuerzas del bando opuesto (en especial si se trata de un ejército muy grande).
El espionaje y la posibilidad de sobornar a los aliados de facto o potenciales del enemigo se vuelven así dos herramientas de notable valor para cumplir con los preceptos del divide y reinarás.
En la historia reciente
En la historia moderna, se pueden citar varios ejemplos de pueblos que lograron dominar a otros, gracias a la estrategia del divide y reinarás. Uno de los casos más notables es el sometimiento de la India por Inglaterra.
¿Cómo una nación con una población tan grande pudo ser reducida por un imperio con un número de unidades militares que se queda más que pequeño en la comparación? La respuesta es sencilla: los ingleses supieron aprovechar muy bien las diferencias internas que había en el pueblo hindú.
Explotando rencillas tribales y estimulando las pugnas religiosas, Inglaterra se mantuvo reina y señora de la India por varios siglos.
Es de notar que luego de la superación de su etapa colonial, a mediados del siglo XX, la nación india sufrió de escisiones internas, por lo que en la actualidad ese territorio se encuentra dividido en seis países: India, Pakistán, Sri Lanka, Nepal, Bangladesh, y Bután.