Alternativas del grabado del siglo XX

grabados

 

En los años cuarenta surgió una cofradía de grabadores que hoy es prácticamente desconocida. Su nombre era: Sociedad Mexicana de Grabadores y uno de sus objetivos fue marcar una sana distancia del reconocido Taller de la Gráfica Popular (TGP), para explorar temáticas más allá de lo político. Este grupo fue encabezado por Angelina Belloff y Lola Cueto, Leticia Calderón, Vita Castro, Francisco Moreno Capdevila y Mariano Paredes durante el periodo de 1947 a 1971. Se trata del segundo gremio que posicionó a la estampa y al grabado. Hoy se presenta la primera retrospectiva de este grupo, publica hoy Excelsior.

 

La Sociedad Mexicana de Grabadores (1947-1971), una plataforma para la promoción y difusión de la estampa, será inaugurada en el Museo Nacional de la Estampa (MNE) en la Ciudad de México con el montaje de 127 grabados que recorren lo mejor de su producción y encubren tres sorpresas.

 

La primera es el trabajo de la dramaturga y marionetista mexicana Lola Cueto, quien trabajó sus propios grabados y se convirtió en una de las más significativas de este grupo; la segunda es la exhibición de Gotas, el grabado que Capdevila hizo en 1958, inspirado en la represión magisterial de ese mismo año, retomado 10 años después durante el movimiento estudiantil de 1968 como uno de sus emblemas; así como el montaje de 74 documentos y fotografías, algunos de los cuales derrumban el mito, construido por Raquel Tibol en 1958, acerca de la distancia entre el TGP y este grupo.

 

En suma, este proyecto da cuenta de uno de los referentes del quehacer gráfico del siglo XX en nuestro país, por lo que “se trata del segundo gremio que posicionó a la estampa y al grabado –junto con el TGP–, como una de las disciplinas artísticas más importantes de México, un gremio que contó con una generación de artistas de primera línea que trabajaron con ahínco técnicas tradicionales como la calcografía, el grabado en relieve y la litografía”.

 

Esta agrupación, destacó el curador, se caracterizó por reunir al mayor número de mujeres y se empeñó en difundir y revalorizar la presencia del grabado como una técnica artística dentro del arte, al punto en que montaron 70 exposiciones en 24 años, y se distinguió por no supeditarse a temáticas políticas. La Sociedad Mexicana de Grabadores estableció una distancia, donde se privilegió la libertad creativa sin que haya directamente una sujeción a un tema específico, aunque tampoco descartaban lo político y lo social, pero no lo hacían con una convocatoria específica”, apuntó.

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