Una abuela en Siberia, Rusia, decidió alimentar durante un mes a un halcón negro que apareció herido en su propiedad. Sin embargo, Lucy, como se llamó al ave, terminó con obesidad.
Un centro de rehabilitación de aves rapaces, señaló que la anciana «es una amante de todos los seres vivos» y que cuidó a Lucy como si de un gato se tratara. El ave recibía carne comprada en una carnicería y ahora no se le nota la quilla, un claro signo de sobrepeso, por lo que ha sido puesto a dieta y se le han reducido las raciones de comida.
El halcón es adulto y al parecer, desde antes de su alimentación, no volaba: «no vuela no porque no pueda, sino porque no ve sentido en esto», explica la portavoz del centro de rehabilitación. Si Lucy es capaz de recuperarse a mediados de septiembre, será liberada; de lo contrario, pasará el invierno en el centro de rehabilitación.
