Más de tres personas murieron asesinadas a la semana por resguardar sus tierras, sus bosques y sus ríos, recursos naturales arrebatados por “industrias destructivas”, afirmó la organización internacional Global Witness en su reciente informe “En terreno peligroso”, asegurando que el fue el peor año de la historia para los defensores medioambientales en el mundo, publica el diario SinEmbargo.
El reporte publicado por el portal de noticias capitalino arroja que durante el 2015, 185 activistas de todo el mundo fueron asesinados por intentar proteger a la naturaleza y sus recursos, dicha cifra supera representa un aumento del 59 por ciento respecto a 2014. Sin embargo, la organización advierte que las restricciones informativas y la falta de denuncias implican que la cifra real sea aún mayor.
Los países más mortíferos para los activistas de la tierra y el medio ambiente fueron Brasil y Filipinas, con 50 y 33 asesinatos, respectivamente, que representan cifras nunca vistas en estos países. Les siguen Colombia con 26 muertes; Perú, con 12; Nicaragua, con 12, y la República Democrática del Congo, con 11.
En nuestro país, cuatro activistas fueron privados de la vida el año pasado por cuidar los recursos naturales que pertenecen a todos los mexicanos: Julián González Domínguez, dirigente de la zona triqui de la Red Internacional de Indígenas Oaxaqueños (RIIO), fue asesinado el 11 de enero tras ser levantado por un comando de aproximadamente diez personas.
El 4 de febrero, Gustavo Salgado Delgado, activista y dirigente del Frente Popular Revolucionario en el estado de Morelos, fue hallado sin vida sobre la carretera Moyotepec- Las Piedras. El Comité Central del Frente Popular Revolucionario responsabilizó al Gobierno de Graco Luis Ramírez Garrido Abreu, al Estado mexicano en general y a los caciques de Iguala por el crimen.
La definición de Global Witness para los defensores de la tierra y el medio ambiente “abarca a todas las personas que actúan pacíficamente para proteger los derechos sobre la tierra o el medio ambiente, ya sea a título personal o profesional. Generalmente son personas comunes y corrientes que viven en bosques remotos o aldeas de montaña, que es posible que ni siquiera sepan que se las considera ‘defensores de la tierra y el medio ambiente’”.
Además pueden ser periodistas, activistas o abogados que se han comprometido a arrojar luz sobre la destrucción del medio ambiente. Algunos son líderes indígenas que defienden sus tierras tradicionales frente a proyectos mineros o de construcción de presas. Mientras que otros son guardas de parques forestales que combaten la tala ilegal y la deforestación para conservar los bosques”.