Una joven baila como una loca en medio del metro. Esto no sería noticia en casi ningún lugar del mundo, pero sí en Irán, donde la ley prohíbe el baile en público. La chica se menea a toda velocidad provocando al resto de las usuarias, quienes apartan la mirada escandalizadas. También desata el velo que por ley debe cubrir su cabello.
La joven trata de involucrar al resto de pasajeras (se encuentran en un vagón especial para mujeres), pero ninguna le hace caso, salvo la que le sostiene un objeto. Las consecuencias legales que recaerán sobre la joven son imprevisibles.
La juventud de los países musulmanes moderniza sus costumbres a gran velocidad mientras muchos gobiernos reinstauran la rigidez moral y religiosa. En Irán, desde 1979, la revolución de los Ayatolás supuso un muro de contención ante las nuevas costumbres liberales.
En septiembre, un Juez iraní condenó a seis meses de cárcel y 91 latigazos a seis jóvenes que participaron en un videoclip bailando “Happy in Tehran” que subieron a YouTube. Fueron acusados de “participar en un video vulgar y mantener relaciones ilícitas”. La condena finalmente fue suspendida durante tres años.