Por Eugenia Barajas
Al medio día solo se confirmó por el propio Arturo Zamora la versión de su salida del gabinete estatal, de la presentación de su renuncia al cargo de Secretario General de Gobierno (SGG) y que no había fecha para dejar el cargo.
Solo en un salón de Palacio de Gobierno, acompañado de los medios de comunicación, Zamora recalcó la lealtad hacia el Gobernador, Aristóteles Sandoval: «el cargo de SGG lo he desempeñado de manera puntual, con entrega total y con profunda lealtad hacia las instituciones y hacia el Gobernador», dijo en su declaración.
Para Zamora la lealtad no es a partir de lo que se dice, sino de lo que se hace, sin embargo llegó como se fue, solo.
Fue a través de un boletín de prensa como se dio a conocer su nombramiento de Secretario un 27 de febrero del año pasado, sin un acto protocolario. Y para anunciar su renuncia, estuvo solo, sin la compañía del Gobernador Sandoval que estaba de gira por Amacueca y sin que se nombrara su relevo.
Entre las líneas de su discurso dejó en claro que desde el inicio le hizo saber al mandatario que no le interesaba participar en ninguna contienda como candidato, cuando últimamente las encuestas lo posicionaban como la mejor opción para Guadalajara o repetir en Zapopan.
Otra cosa que llamó la atención fue su solicitud de que le realicen una auditoria con el pretexto de cuentas claras, porque eso si «salgo por la puerta de enfrente», recalcó.
Las apuestas corren para conocer a su sucesor, los jaloneos entre los diferentes grupos que convergen en Casa Jalisco son fuertes y los nombres que aparecen en la baraja son muchos, Francisco Ayón, Enrique Dau, Eugenio Ruíz Orozco, Javier Guízar, Roberto López, Héctor Pizano.
Lo cierto es que el nombre del nuevo Secretario General de Gobierno llegará de la misma forma que llegó el de Arturo Zamora, directo de presidencia y no recaerá en ninguno de los que se apuntan para llenar esos zapatos.
