Migrantes venezolanos: vivir en la incertidumbre

DIVISADERO

Eduardo González Velázquez

 

Según cifras de la Organización de las Naciones Unidos (ONU), ya son 6.1 millones de venezolanos los que han salido de su país a buscar el futuro. La corredera ha alcanzado diversas geografías nacionales en varios continentes. Las razones de la huida son amplias y lastimosas: pobreza, delincuencia, persecución política, vulnerabilidad, desempleo, altísimos niveles de inflación.

En el caso de América, sea en Colombia, sea en México, sea en Estados Unidos, los venezolanos batallan para obtener los permisos y asentarse en alguna de estas naciones. En estos momentos se encuentran atrapados en medio de una serie de intereses económicos y políticos entre México y la Unión Americana que los ha colocado como moneda de cambio en las relaciones bilaterales en temas migratorios entre estas dos naciones.

La última etapa de la desolación migratoria venezolana comenzó la semana pasada cuando el Departamento de Seguridad Nacional estadunidense, anunció 24 mil permisos humanitarios para que accedan a ese país igual número de venezolanos que lleguen vía aérea, pero al mismo tiempo seguirán expulsando a nuestro país a aquellos que lleguen por la frontera terrestre con base en la vigencia del Título 42. Frente a estas disposiciones prevalece la confusión de los migrantes.

Por otro lado, la aceptación de facto del gobierno de la 4T se explica en parte por el anuncio previo de la Casa Blanca donde se otorgó 69 mil nuevas visas huésped para los trabajadores mexicanos. Fue una maniobra política de “dando y dando”, entre Palacio Nacional y la Casa Blanca.

A consecuencia de esta situación, varios refugios y casas de migrantes se encuentran saturados en el norte, en el sur y en la Ciudad de México. La llegada se da por ambas fronteras. Aunque el gobierno mexicano, en voz del canciller Marcelo Ebrard, insiste que no son miles sino cientos los migrantes venezolanos que están en nuestro país, su afirmación se contrapone a la amplia población venezolana asentada en los albergues, a las afueras de las estaciones del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), donde ya se han presentado situaciones de violencia por la desesperación de los migrantes ante la falta de atención de las autoridades migratorias.

A querer o no, los venezolanos ya están en México y es necesario ofrecerles alternativas viables para permanecer en nuestro país antes de pensar en su deportación. Todo ello, cruza necesariamente por un marco laboral que les permita trabajar, así como acceder a servicios de salud, educación y vivienda. De lo contrario, el enojo, la frustración y la tristeza de los migrantes pueden generar mayor tensión durante su estadía en nuestro país.

Mientras esto sucede, en Tapachula se ha formado una nueva caravana de 300 migrantes, la mayoría venezolanos, con rumbo a Tapanatepec, Oaxaca, para exigir que se les entreguen documentos con los cuales puedan transitar hasta la frontera norte; y en Honduras 200 migrantes más han comenzado a formar otra caravana rumbo a nuestro país.

A no dudar, la vida de las personas migrantes se delinea con la incertidumbre. Urge acabar con esa realidad.

Profesor Tec de Monterrey.
@contodoytriques

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.