Las niñas y niños no deberían tener que migrar

DIVISADERO 

Eduardo González Velázquez

 

Esta semana se dio a conocer el informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) sobre la situación de las niñas y niños migrantes en el mundo.

En el documento se afirma que existen 37 millones de menores de edad que han sido desplazados por causas económicas, bélicas, climáticas, políticas y que hoy subsisten en calidad de desalojados.

La cifra no incluye a más de 2 millones de menores que han huido de Ucrania desde fines de febrero a raíz de la invasión rusa, ni los 3 de millones de desplazados a nivel interno .

Las difíciles condiciones de vida que experimentan los menores en sus comunidades y durante su trayecto migratorio ya sean acompañados o separados de sus familias, son una pesada losa en su eterna búsqueda de un lugar para vivir.

A través de su periplo migratorio deben enfrentar y superar a las bandas de traficantes y trata de personas, la explotación laboral, la violencia y los abusos por parte de las autoridades. Los menores, según la UNICEF, representan 28 por ciento de las víctimas de tráfico.

Siguiendo con la numeralia de la ignominia, también fueron presentados por The Marshall Project los datos sobre menores migrantes detenidos por la Patrulla Fronteriza en Estados Unidos (Político, 17 de junio de 2022).

De los casi 2 millones de personas detenidas por la Patrulla Fronteriza desde febrero de 2017 hasta junio de 2021, más de 650 eran menores de 18 años, es decir uno de cada tres detenidos.

Durante los días que pasan retenidos en las instalaciones de la Border Patrol, los menores continúan experimentando violencias. Los pequeños migrantes refieren constantemente sufrir maltratos, gritos, empujones y hasta golpes.

Además de recibir alimentos en mal estado, no ser atendidos médicamente por algunas molestias, incluso en pleno periodo de pandemia, no tener privacidad en las regaderas ni en los sanitarios, así como no recibir ropa limpia y seca luego de ser detenidos saliendo del río Bravo.

Los menores son detenidos en las llamadas hieleras, estaciones migratorias con temperaturas muy bajas debido al aire acondicionado que encienden.

Otra violenta realidad es la sobrepoblación en las estaciones, que ha llevado a esos lugares a retener hasta 16 mil menores cuando su capacidad es de 5 mil.

Si bien, Joe Biden eximió a los menores no acompañados de ser sujetos del Título 42 puesto en marcha por Donald Trump, lo cierto es que cuando los menores cruzan acompañados de sus familiares, esa disposición termina por aplicársela a toda la familia.

De tal manera que pierden por cualquier vía: si van solos, los recluyen en los centros de detención; si van acompañados, los regresan a México en compañía de su familia. Todo ello es consecuencia de los débiles medios institucionales que existen en Estados Unidos para que los menores de edad migren de manera “legal”.

Por lo anterior, debemos insistir para que los gobiernos de los países expulsores garanticen mejores condiciones de vida a los menores de edad y así no se miren obligados a migrar, pero también es importante que los países receptores como Estados Unidos y México permitan el ingreso y la permanencia de estas personas en sus territorios y hagan lo necesario para fortalecer su desarrollo humano.

A no dudar, las niñas y niños simplemente no tendrían que verse obligados a migrar.

Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.
@contodoytriques

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