La feroz persecución del presidente contra la UNAM, su Alma Mater

PERSPECTIVA21

Verónica Juárez Piña

 

El presidente no cesa la feroz persecución contra la UNAM. Desde que asumió su cargo no quita el dedo del renglón. No pierde la oportunidad, en las mañaneras, de acusarla, sin argumentos sólidos ni datos contundentes, de haber apoyado a los gobiernos que antecedieron al suyo.

En el fondo, lo que López Obrador no tolera es la autonomía de la Máxima Casa de Estudios. No entiende este concepto por el que las universidades y amplios sectores sociales lucharon férreamente. Quiere a las Instituciones de Educación Superior sujetas a sus dictados.

La última embestida del presidente contra la UNAM se dio en el marco del anuncio del convenio entre México y Cuba para contratar a 500 médicos cubanos que prestarán sus servicios en nuestro país. Acusó falsamente a la UNAM de no haber apoyado durante la pandemia. No fue muy lejos por la respuesta.

La Máxima Casa de Estudios precisó en un comunicado: “Cerca de 15 mil médicos residentes, estudiantes de los posgrados de especialidad, estuvieron siempre presentes durante estos terribles meses, mostrando gran profesionalismo, empatía y dedicación en jornadas extenuantes de trabajo, no obstante, los riesgos a su salud y la de sus allegados y familiares”.

Los médicos, investigadores, docentes, y estudiantes de medicina y enfermería de la UNAM se mantuvieron siempre en la primera línea de contención al virus SARS-CoV-2 y en la atención a pacientes infectados”.

Fue la autoridad sanitaria la que, el 19 de marzo del 2020, suspendió todas las actividades de los ciclos clínicos de pregrado, solicitando a los directores y directoras de Hospitales y Jurisdicciones sanitarias que los estudiantes no acudieran a las instituciones de salud, sostuvo la UNAM y explicó que los

estudiantes de pregrado y pasantes de servicio social se han integrado paulatinamente a clínicas y hospitales, conforme las autoridades sanitaria del Gobierno Federal lo han ido autorizando.

El presidente pretende culpar a la UNAM y a los médicos mexicanos, a los que acusa de elitistas, del fracaso de la estrategia de su gobierno para contener la pandemia.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, entre 2020 y 2021, alrededor de 626.000 personas fallecieron en México durante la pandemia. Este dato es más del doble de la cifra que el gobierno mexicano ha dado a conocer, unos 300 mil decesos. El registro de la OMS considera tanto a quienes murieron por COVID-19, y decesos por causas derivadas de la falta de atención en el sistema de salud durante la crisis sanitaria. (El País, 5 de mayo de 2022)

El presidente, cuando no puede, reparte. En lugar de ello, debería atender las recomendaciones del director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus: “estos números…subrayan no solamente el impacto de la pandemia, sino necesidades de todos los países de invertir en sistemas sanitarios esenciales, incluyendo sistemas de información sanitaria más sólidos”, en ocasión de la excesiva mortalidad provocada por la pandemia en diez países, entre ellos México. (El País, Ibidem)

Pero López Obrador se sale por la tangente y toma medidas que no resuelven los problemas de fondo del sistema nacional de salud. La contratación de 500 médicos extranjeros no aporta nada. Por el contrario, es excluyente.

En lugar de subsidiar al gobierno cubano con este convenio, debería invertir esos millones de pesos en la contratación de personal médico mexicano quienes, en su gran mayoría, sufre discriminación en su propio país sin oportunidades de trabajo, con sueldos miserables y condiciones laborales precarias.

En el PRD reconocemos el heroísmo del personal médico, entre ellos de la UNAM, por su entrega y compromiso durante la pandemia.

Coordinadora nacional de Nueva Izquierda

@juarezvero

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