Daños colaterales

ESCAMOCHA

Pepe Díaz Betancourt

 

A pesar de que otras notas igualmente violentas incursionan incesantemente en la esfera cotidiana, la desaparición de personas volvió a surgir para asestar un golpe apabullante : El número de los que nos faltan en Jalisco llegó a 16 mil.

Por tanto, es incalculable el dolor que experimentan las familias, cuyo impacto no es sólo metropolitano sino que comienza a abarcar distintas regiones y municipios del interior del Estado donde en diversas regiones el fenómeno creció hasta en un 700 por ciento.

Sea cual sea la forma y circunstancias en que desaparece una persona de un clan familiar, las consecuencias son desastrosas, pues de un tema estrictamente individual, las repercusiones funestas pasan a ser colectivas, a nivel conyugal, parental y vecinal,

Estudios al respecto señalan que se experimenta la «presencia» de un integrante «fantasma» dentro de la estructura familiar víctima de una desaparición, así como el surgimiento de diversos roles para sustituirlo dentro de la dinámica del entorno cercano, las acciones incluyen a los que se dedican a su búsqueda, las afectaciones son tan amplias como el número de sus integrantes, amigos y compañeros, así como vecinos quienes a estas alturas detectan y padecen la vulnerabilidad a la que están expuestos.

El duelo incompleto es una constante con la que los jaliscienses convivimos cada vez con más cercanía, esa sensación que no trastoca a los gobernantes, protegidos por estructuras de seguridad que nosotros pagamos, quizá el único miedo que perciben es quedarse sin chamba.

PILÓN

La reconfiguración del uso del suelo Wirikuta va más allá de la desaparición del peyote así como de paisajes ceremoniales ocultos por sembradíos modernos y minería, que ya no podremos ver ni con la ayuda de los efectos de esa cactácea.

Periodista, docente y coordinador de diplomados en periodismo en la Universidad de Guadalajara y el ITESO

@pepediazjose

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