300,000

HABLEMOS DE DERECHOS

Salvador Romero

 

México compite por ser (y probablemente sea ya) el país con el peor manejo de la Pandemia del Coronavirus en todo el Planeta, ya que los muy lamentables 300,000 decesos oficiales reconocidos por nuestro gobierno (el número real debe superar los 500,000), nos colocan en el nada honroso quinto lugar global en número total de muertes (apenas 5,000 atrás de Rusia).

Pero también en el segundo lugar Mundial en cuanto a la tasa de la mortalidad del virus (7.5% de los casos confirmados han fallecido en nuestro país), muy lejos de países como España, Francia, Reino Unido o Estados Unidos de Norteamérica (con tasas del 1.1% al 1.4%) e incluso de países como Irán o Argentina (con tasas del 2%).

La cantidad de errores que se han cometido, han sido tantos que en realidad no debiera sorprendernos que México compita por ser el peor país para haber vivido (o fallecido) durante esta Pandemia, sin embargo, me parece que vale la pena hacer un recuento de ellos, para efecto de que en un futuro la Historia ponga a los responsables de esta tragedia en el lugar que merecen.

Desde febrero y marzo del 2020, empezaron los mensajes encontrados entre diversas autoridades, ya que desde Palacio Nacional el -hoy tristemente célebre- subsecretario de Salud, el doctor Hugo López-Gatell Ramírez, nos pedía evitar contacto físico como saludo de manos y de beso, pero apenas unas semanas después, Andrés Manuel López Obrador, Presidente de la República, difundía videos besando niñas en medio de multitudes, besando amuletos religiosos para protegerse del Coronavirus (“Detente enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo”) y pidiendo a la población: “no dejen de salir, todavía estamos en la primera fase, ya nosotros, ¡yo les voy a decir!, cuando no salgan, pero si pueden hacerlo, y tienen posibilidad económica, sigan llevando a la familia a comer, a los restaurantes, a las fondas…”.

El referido Hugo López-Gatell se atrevió incluso a asegurar que el Presidente no era contagioso y podía seguir haciendo sus giras por todo el país (“La fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio…) y el 17 de marzo compareció al Senado de la República para asegurar que de acuerdo a sus proyecciones en México se estimaba que el Coronavirus mataría apenas a 4,000 personas (sí, leyeron bien, cuatro mil), a pesar de que desde entonces había muchos elementos (como lo que estaba sucediendo en Italia) para suponer que la cifra sería muchísimo mayor que eso, lo cual fue una de las primeras pruebas de la gran ineptitud que desde entonces evidenciaba López-Gatell.

Para el mes de mayo del 2020, México decidió “cerrar” todas las actividades no esenciales, pero sin un programa de apoyos económicos que permitiera a la gente realmente quedarse en casa, lo cual fue un terrible error de las autoridades.

Durante los primeros meses las autoridades presumían grandes números respecto de la contención de la propagación del COVID-19, sin embargo, el tiempo nos demostraría que las cifras oficiales no reflejaban la realidad de los contagios y que el sistema que decidió emplear México para detectar nuevos casos de Coronavirus denominado “Modelo Centinela” (que implicaba no hacer pruebas) había sido un rotundo fracaso y una nueva evidencia de la ineptitud con la que se manejó la Pandemia en nuestro país.

También por esas fechas se empezaron a conocer escándalos derivados de las adquisiciones gubernamentales por adjudicación directa a sobre precio, como el caso de los ventiladores que vendió al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) la empresa del hijo de Manuel Bartlett a más de millón y medio de pesos cada uno, lo cual apenas fue la parte visible de toda la corrupción que propició la Pandemia en las compras de gobierno.

En junio del 2020, López-Gatell volvió a evidenciar su ineptitud, al asegurar que el gobierno estaba actuado de manera correcta y que un escenario verdaderamente catastrófico para México sería el llegar a los 60,000 decesos, lo cual sucedió apenas dos meses después, en agosto de 2020, y tras lo cual decidió mejor culpar a las y los mexicanos que fallecieron por su obesidad y malos hábitos de salud.

Otra muestra del terrible manejo del Coronavirus por nuestras autoridades fue respecto al tema del uso del cubrebocas, ya que el Presidente se negó a usarlo en toda la Pandemia (excepto cuando viajaba a otros países) y a pesar de la abrumadora evidencia que existe sobre su utilidad y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), todavía en diciembre del 2021 y ya con la amenaza de la variante Ómicron en ciernes, el Presidente de la República organizó un evento multitudinario en el Zócalo para su tercer informe de gobierno, señalando que el cubrebocas no sería obligatorio para los asistentes a dicho informe.

En el tema de la vacunación, el manejo también ha sido pésimo en muchos sentidos, desde la tardanza para empezar a ponerlas, como los criterios para hacerlo y la adquisición de vacunas sin reconocimiento por la OMS, como la evidencia de que a mucha gente se le engañaba y no se le inyectaba nada, así como la mala organización en los centros de vacunación, que incluso llevó a personas como mis padres, a hacer más de 15 horas de fila (dividida en dos días) para poder acceder a su primera dosis de la vacuna.

En el tema de infraestructura hospitalaria, el fracaso fue monumental, ya que muy pronto colapsaron la gran mayoría de los hospitales públicos, dejando además sin atención médica a decenas de miles de pacientes que murieron de diversos padecimientos producto del colapso generado por el Coronavirus y que fueron también víctimas mortales -de manera indirecta- del terrible manejo de la Pandemia en nuestro país.

Finalmente, todavía a la fecha (enero 2022) el manejo de la Pandemia ante la llegada de la variante Ómicron sigue siendo terrible en muchos sentidos, como lo es con el tema de las pruebas (no hay módulos accesibles para que la gente se haga pruebas de manera gratuita) lo cual ha conllevado a que las farmacias privadas que hacen dichas pruebas a precio relativamente accesible ($350 pesos) estén colapsadas (con citas disponibles hasta tres o cuatro días después), lo que limita la posibilidad de que muchas personas (sobre todo de bajos recursos) puedan monitorearse ante la presencia de síntomas o factores de riesgo importantes.

En marzo del 2020 me preguntaba en esta misma columna: ¿En México estamos preparados para la llegada del Coronavirus? ¿Podrá el Estado Mexicano garantizar nuestro derecho humano a la salud ante la Pandemia? ¿Podrá la población actuar con la responsabilidad suficiente para evitar que el brote se salga de control? Hoy, 22 meses después, podemos contestar con un categórico y rotundo “no” a las 3 preguntas.

Presidente consejero del ITEI Jalisco

@chavaromero

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