HABLEMOS DE DERECHOS
Salvador Romero
Aunque no existe en la Ley como tal un “catálogo de derechos del consumidor”, la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) emitió recientemente un documento en el que trata de sintetizar los siete derechos que estima son los más importantes para el consumidor, y que son los siguientes: a la información, a la educación, a elegir, a la seguridad y calidad, a no ser discriminados, a la compensación, y a la protección.
Sin embargo, dentro de la Ley existen obligaciones muy puntuales para todas aquellas personas físicas o morales que comercializan productos o servicios, de los cuales se desprenden también otro tipo de derechos muy importantes para los consumidores, como lo es el derecho a no recibir publicidad comercial, el derecho a que no se utilicen sin nuestro consentimiento los datos personales que entregamos a quienes nos venden productos o servicios e, incluso, el derecho a que no se ponga en riesgo nuestra vida, salud o seguridad como consumidores.
También tenemos el derecho a inscribirnos en el “Registro Público para Evitar Publicidad”, cuyo objeto es la protección de los derechos de los consumidores a no ser molestados con publicidad no deseada y su información no sea utilizada con fines mercadotécnicos o publicitarios, mediante llamadas telefónicas y mensajes de texto, y que implica que -en teoría- quienes registramos nuestro número telefónico en él, no recibiremos publicidad en dicho número.
En ese contexto, van varios temas relacionados con acciones o denuncias realizadas ante PROFECO en las últimas semanas llamaron mi atención, por el papel activo que está desempeñando dicha institución para proteger los derechos de los consumidores y que ponen de relieve la importancia de que dicha institución proteja los derechos del consumidor sin caer en abusos que puedan llegar a distorsionar el libre mercado de manera injustificada.
Quizás el más famoso de todos fue la decisión de retirar del mercado diversos tipos de sopas instantáneas, entre ellas una de la reconocida marca “Maruchan” por publicidad engañosa derivada de la falta de correspondencia entre la fotografía del empaque y la descripción de sus ingredientes, y el tipo y cantidad real de ingredientes identificados en el laboratorio, con lo que se engañaba al consumidor.
Otro caso interesante es el relacionado con la decisión de advertir a las aerolíneas que comercialicen boletos de traslado que no incluyan un equipaje de mano en su tarifa más económica, por considerar que de acuerdo a las normas de aviación el derecho de viajar con una maleta de mano es irrenunciable.
También me pareció interesante el caso lo acontecido recientemente con unos clientes en una tienda de “El Súper la Playa” en Zapopan, Jalisco, a quienes dicha tienda les negó un descuento difundido como parte de las promociones de “El Buen Fin” bajo el argumento de que únicamente se podían vender hasta tres cajas por cliente, sin que ello hubiera quedado aclarado dentro de los términos y condiciones que se difundieron con dicha promoción, por lo que la PROFECO intervino para que se les vendieran 216 botellas de tequila.
Finalmente, existe una práctica desgraciadamente común, consistente en el re-etiquetado de productos para subir sus precios un día antes para después simular grandes descuentos con las nuevas etiquetas, y que de acuerdo a denuncias realizadas en redes sociales también se presentó en una plataforma tan gigante e importante como Amazon en este fin de semana, sin que se tenga conocimiento aún de la forma de proceder de la PROFECO ante tales denuncias.
Valdría la pena analizar a detalle si en todos los casos estuvo justificada o no la intervención de la PROFECO, pero lo importante es saber que al menos se percibe el interés de dicha institución de desempeñar un papel mucho más activo en la defensa de los consumidores, lo cual es una buena noticia para fortalecer el mercado, cuyo pilar fundamental somos justamente los consumidores y la confianza que tengamos en quienes nos ofertan sus productos y servicios.
