Vigilancia de las caravanas migrantes

DIVISADERO

Eduardo González Velázquez

 

Los flujos migratorios latinoamericanos con dirección a Estados Unidos o a otras naciones del subcontinente no parecen detenerse. Al contrario, las condiciones de violencia, desempleo, pobreza, inestabilidad política, desastres naturales, se han incrementado, generando con ello un mayor número de personas migrantes en América Latina.

Frente a esta realidad, México y Estados Unidos, como dos de las naciones de destino final de las personas migrantes enfrentan la problemática de manera diferente.

Mientras en nuestro país el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha registrado a más de 20 mil personas centroamericanas en los programas federales “Sembrando Vida” y “Jóvenes Construyendo el Futuro” con la intención de ofrecerles condiciones para detener su andar hacia el norte del río Bravo, y también les ha ofrecido la posibilidad de buscar empleo y así permanecer en los estados del sur del país, además de invertir recursos en los países del Triángulo del Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) para crear fuentes de empleo que detengan la migración; en Estados Unidos se piensa en cosas diferentes.

La última estrategia que han planteado para enfrentar el fenómeno migratorio vuelve a estar en la línea de la criminalización de las personas migrantes e insiste en detener el flujo migratorio con barreras de todo tipo en lugar de crear condiciones socioeconómicas y políticas que garanticen el derecho a no migrar.

En ese contexto se enmarca la última estrategia anunciada por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos para detener desde sus orígenes el flujo migratorio, sobre todo si se trata de caravanas migrantes.

El proyecto que comenzará a funcionar a fines de octubre, consiste en establecer una red de vigilancia en Centroamérica y Sudamérica con la ayuda de diversas dependencias de inteligencia, policiacas y militares de países latinoamericanos, para recolectar información que permita vigilar desde el aire los caminos y campamentos usados por las personas migrantes, y así poder prever mejor los movimientos de migrantes, sobre todo si se dan en forma de caravanas.

Además, buscarán contrarrestar los mensajes en redes sociales que aseguran que Estados Unidos permite el ingreso y la permanencia en aquel país a los migrantes que llegan hasta su frontera sur.

La respuesta del gobierno de Joe Biden a la migración no ha estado en la línea de sus promesas de campaña, por el contrario, las acciones contra los migrantes se han incrementado, lo mismo en la frontera con México al momento del ingreso “ilegal” de las personas, como en el resto del territorio estadunidense donde no han parado las redadas y detenciones de personas “sin papeles”.

Entre octubre del año pasado y agosto de 2021, es decir, el último año fiscal, la Patrulla Fronteriza detuvo a 1.7 millones de migrantes, y casi a un millón de ellos los deportó inmediatamente por la medida sanitaria denominada Título 42, puesta en marcha por Donald Trump, y que la administración Biden no han retirado.

Así las cosas, la Casa Blanca continúa cerrando la pinza contra los migrantes, sea desde sus países de origen o sellando su frontera sur.

 

Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.

@contodoytriques

 

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