ESCAMOCHA
Pepe Díaz Betancourt
Pues temas sobran, pero quizás lo que falta es audacia política para abordar con valor las diversas aristas de la realidad que nos rodea, los candidatos no tendrían por qué tener problemas para desarrollar discursos y propuestas, la tensión que se percibe tiene más bien que ver con la desesperación de llegar al triunfo, pero con artimañas, violencia y el descrédito del oponente antes que con argumentos y soluciones.
Eso, estimados suspirantes del poder, lo notamos todos.
Con las parodias que montan y sus agobiantes spots, conseguimos confirmar no solo la poca personalidad que ya permea en esta etapa electoral, sino la ausencia inusitada de citar contenidos a los que se enfrentan los ciudadanos en el día a día.
Hay efectivamente, un aura de decepción cuando todos esperábamos que los aspiracionistas se la jugaran a la ofensiva, que quemaran sus naves, en medio de una etapa hostil de nuestras vidas y como ciclorama una pandemia en todo su esplendor, retrasan el balón porque temen ser goleados, porque sienten perder popularidad (cuál?).
Y como van las cosas no hay de otra que parafrasear la idea de que «candidatos mediocres, producen campañas mediocres y arrojan gobiernos mediocres»
A este panorama corresponde una cobertura mediática tímida y cómplice que no puede quedarse mimetizada con esta tendencia, aún hay tiempo de sacudirse de este estilo si es que los candidatos quieren dejar huella antes de que pasen otros tres años para volver a pisar calles polvorientas y comer fritangas en esquinas y mercados.
PILÓN
-Algunas de las mejores expresiones del agandalle ciudadano -definido como aprovecharse de alguien sin miramientos- se documentan en las filas de la vacunación, ya sea en la primera dosis, que en la segunda, ya sea en auto o a pie, a la luz del día o en la madrugada. Nefastos.
