Botonazo fallido?

HACIENDO ADOBES/Miguel Zárate

 

Las medidas adoptadas por el gobierno estatal para frenar la escalada de contagios no están exentas de cuestionamientos y, de manera particular, han puesto en claro que, si hay un aspecto crucial que no ha podido ser resuelto, con pandemia o sin ella, es el del transporte público.

Pocas cosas más tristes que observar a oleadas de trabajadores y a miles de personas que no tienen privilegio de contar con otra manera de moverse, esperar inútilmente a los camiones que nunca llegan o que viajan en la más increíble saturación que, dicho sea de paso, se supone es el aspecto primordial para evitar la proximidad excesiva entre personas.

Ni el tren ligero se salvó del problema y, en el colmo de la situación, el último recurso disponible para la gente, o sean los taxis “amarillos”, incurrieron y siguen incurriendo en abusivos cobros sin que, al parecer, siquiera se piense en medidas compulsivas para evitarlo.

A pocos días del “botonazo”, podría resultar un fracaso, ya que las reacciones de las dependencias involucradas han sido tardías e ineficientes.

Todo indica que algunos de los funcionarios están haciendo quedar muy mal al mismo gobernador Enrique Alfaro quien, además de todo, está sujeto a escrutinios intencionados como el de las manifestaciones que de repente aparecieron para “aprovechar” el problema desatado del transporte y de paso llegar hasta exigir la revocación de mandato.

Claro que hay motivos para apoyar la implementación de un programa de control hoy más que necesario y que, de manera un tanto sorpresiva, cuenta hasta con el respaldo público del subsecretario de Salud, Hugo López Gatell.

Sin embargo, está visto que hay aspectos un tanto opacos que pudieran entrañar algunas implicaciones políticas.

Por ejemplo, el tema de dar exclusividad a los taxis sindicalizados y que siguen operando al cobijo de las centrales obreras priistas, pudo ser más que nada una oportunidad para reivindicarse y ampliar un margen de competitividad ante el avance de las redes de transporte digitales.

Al contrario, muchos de los choferes hasta se ensañaron al ver la tremenda necesidad de la población para volver a casa una vez cumplidos los horarios -que hasta hoy se busca escalonar-, una vez fuera de servicio las unidades y los trenes.

Por otra parte, el “botonazo” no parece haber afectado en lo más mínimo a la población de clases media y alta, que incluso se dio el gusto de poder prescindir de los establecimientos habituales de convivencia nocturna, como bares y restaurantes, ya que, de manera hasta inusual, tuvieron ocasión el fin de semana pasado para realizar convivencias al por mayor.

Simplemente el Ayuntamiento de Guadalajara dio a conocer los reportes ciudadanos de unas cuatrocientas fiestas dentro del municipio. A ese grado de supino desacato a las normas sanitarias exigidas por la emergencia, están llegando las cosas.

Ahora vendrá la prueba del siguiente fin de semana y todavía no se sabe a ciencia cierta si habrá correctivos ante los problemas suscitados en el anterior. Además, las cosas no han mejorado y visiblemente los índices de contagios y de ocupación hospitalaria están bastante lejos de descender significativamente.

Muy buena prueba todavía espera a las autoridades para garantizar el cumplimiento de las normas sanitarias, ante el brutal desdén de ciudadanos que no dejan su vida alegre y despreocupada a costa de los que realmente tienen la necesidad de salir a ganar el sustento diario.

Regidor del PAN en el Ayuntamiento de Guadalajara

@Miguel_ZarateH

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