Alzas en tarifas

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POLÍTICAMENTE INCORRECTO/Por Carlos Maguey

Las modificaciones o ajustes a las tarifas en que le toca autorizar a las instancias de gobierno, siempre generan conflictos, pues la naturaleza de quien las aprueba, las convierte en decisiones con tintes políticos.

Pero en la política quienes deciden, no sólo son quienes firman los documentos, sino quienes intervienen, y en esta ocasión existe una comisión de tarifas que puede presentar estudios técnicos y hacer pública su argumentación para que al final sepamos si las decisiones fueron técnicas o políticas.

Una valoración técnica debe incluir los costos reales y los montos que ahora erogan los transportistas para prestar el servicio, mientras que una valoración política, verá la conveniencia de que esto afecte en términos de percepción a algún actor político.

Una decisión técnica, no necesariamente se basará en la aritmética que dice: si los insumos suben en cierta proporción, el costo del transporte, debe subir en el mismo rango, pero sí debe considerarlos y evaluar si el transporte aún se puede considerar como un negocio, porque una cosa es que no queramos que los empresarios camioneros nos sangren cuando nos paguemos nuestra tarifa, y otra que queramos que ellos no obtengan ganancias, claro que estas ganancias deben ser moderadas.

Uno de los problemas es cuando viene la evaluación de los servicios y la forma en que las comparemos, pues tendemos a quejarnos como usuarios de que los camiones van llenos, pero también habría que considerar que si no van llenos, entonces tendrían que tener costos más altos.

Claro que para hacer estos estudios serios, es necesario que las autoridades de vialidad hayan hecho su trabajo previo, calculando cuántos viajes se hacen en camión todos los días. Uno podría pensar que esa es una labor muy difícil de realizar, pues tardarían semanas en hacer este conteo, pero no es tan complicado, pues actualmente el Gobierno del Estado ya entrega un subsidio a los transportistas por cada persona que aborda los camiones, así que la estimación está hecha.

También debe considerarse que en este momento el transporte está subsidiado y aunque no nos lo parezca, ese monto de subsidio significa que lo estamos pagando, aunque sea indirectamente, pero lo estamos pagando, pues ese dinero que el gobierno entrega a los transportistas, debería estar saliendo de los bolsillos de los ciudadanos, pero en lugar de eso, lo están sacando de la bolsa de la que se deberían estar pagando obras para nuestra ciudad, sobre todo, para aquellas zonas que más marginadas.

Un caso similar al del transporte público, es el de las tarifas del agua, donde cada año los ayuntamientos y el Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado proponen tarifas al alza, pero con opciones de apoyo a las personas más necesitadas, pero siempre sucede que al llegar la Congreso, los diputados dejan de lado las valoraciones técnicas y se enfundan en su vestimenta política, dejando fuera la posibilidad de hacer más eficiente el servicio.

Y esto es incongruente, pues precisamente existen disposiciones que señalan que los servicios públicos no se deben cobrar a un menor precio del que cuesta su prestación, sin embargo, los legisladores generalmente tratan de cuidar la mala honra que tienen, haciéndose los héroes de la gente más necesitada, cuando en realidad están generando condiciones para que no se les pueda prestar servicio precisamente a ellos.

Es cierto que las tarifas que autoriza alguna instancia de gobierno, siempre la consideraremos política, pues por su naturaleza, no la podemos negar, pero debemos conseguir que las tomas de decisiones y las argumentaciones, sean técnicas y abiertas para la sociedad, incluso esa comisión de tarifas debe tener una discusión pública, es decir, el debate no se debe hacer a puerta cerrada, sino que se debe presentar el sentido de las argumentaciones de todos y ver cuál es el sentido del voto de cada actor que tiene un asiento en ese órgano de control.

No es que esto nos vaya a dejar conformes si nos aumentan el costo del pasaje, pero al menos sabremos quién usa este tipo de discusiones con fines políticos y quien toma decisiones técnicas basadas en argumentos y no sólo en sentimientos o intentos por quedar bien con la sociedad.

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