Adiós Londres, nos vemos en Brasil

La clausura de los Juegos Olímpicos Londres 2012, cumplió con lo prometido por su director artístico Kim Gavin fue “el mejor show nunca antes visto”, basado en la música, moda y cultura británica.

La fiesta inició a las 21:00 horas en el Estadio Olímpico, y justo a las 23:47, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge, declaró clausurados los Juegos Olímpicos Londres 2012, a los que califico como «felices y gloriosos».

La ceremonia comenzó con una representación de la hora pico de la capital inglesa con vehículos circulando por los sitios emblemáticos de Londres como el Big Ben, el London Eye, la Torre de Londres y el Gherkin.

Miles de deportistas y dirigentes que desfilaron por última vez en el escenario, así como 80 mil espectadores, fueron testigos de la mejor colección musical británica, con presentaciones de Take That, George Michael y las famosas Spice Girls, que fueron la gran atracción, desde la forma en que llegaron al escenario, adentro de lujosos vehículos, hasta por su fina y atractiva vestimenta.

Uno de los momentos emotivos fue la presentación de un breve homenaje al siempre bien recordado John Lennon, a través de un video producido su viuda Yoko Ono.

Hubo música de diferentes décadas y el escenario vibró cuando se escucharon las notas musicales de Rapsodia Bohemia, del fallecido Freddie Mercury, del grupo Queen.

La conocida música pop se escuchó con Annie Lennox, Brian May y Roger Taylor.

Y de repente cambió el ritmo de la música, más alegre, bailable y contagiosa.

En un acto de “entrega de estafeta” se apareció Río de Janeiro para ponerle su sabor tropical a la clausura, una pequeña prueba de la fiesta que prepara para los Juegos Olímpicos de 2016. Y la ovación se la llevó su embajador: Pelé.

Un total de 225 bailarines salieron al escenario después de que sonara el himno brasileño y de que el alcalde carioca, Eduardo Paes, recibiera la bandera olímpica.

Los ocho minutos de ritmo brasileño comenzaron con la aparición en el centro del estadio de Renato Sorriso, un barrendero famoso en Río de Janiero porque cada año baila de manera espontánea en el carnaval carioca mientras pasa la escoba por el llamado «sambódromo» en los descansos de los desfiles de las escuelas de samba.

Vestido con su uniforme de trabajo naranja y una escoba en la mano, bailó unos minutos la famosa samba. Dentro del show estaba preparado que un agente de seguridad lo sacara del estadio, pero de repente salieron miles de bailarines que evitaron la labor del policía.

Entre ellos apareció la ya legendaria cantante Marisa Monte, cantando «Yemanjá», letra dedicada a la diosa del mar en las religiones de origen africano.

El rapero BNegão animó la fiesta con unas estrofas de Maracatú. El cantautor Seu Jorge hizo su aparición para interpretar Nem vem que não tem» tema de la película Ciudad de Dio, en el que actuó.

Junto a Seu Jorge bailó la modelo Alessandra Ambrosio, que aportó la gotita de sensualidad a la fiesta, mientras sonaban unos acordes de «funk carioca», un ritmo que hace furor entre la juventud brasileña.

Para finalizar, se mostró el símbolo de Río 2016 en el centro del estadio de Stratford, antes de pasar a los discursos del presidente del COI, Jacques Rogge.

La fiesta brasileña tenía como motivo el «abrazo multicultural» que Brasil prepara a los turistas y deportistas en 2016 y fue idea del productor cinematográfico Cao Hamburger y la directora de escenografía Daniela Thomas.

Antes de clausurar los Juegos, el presidente del COI dijo que fue un «súper trabajo» del Comité Organizador encabezado por Sebastian Coe , bien respaldado por las autoridades públicas, y aseguró que fueron “17 días inolvidable”.

Destacó el trabajo de los voluntarios y el gran comportamiento de los espectadores.

«Nunca olvidaremos las sonrisas, la amabilidad y el apoyo de los maravillosos voluntarios, los héroes más necesarios de estos Juegos, ni los ánimos de los espectadores, que llevaron el espíritu festivo a cada sede. Han demostrado lo mejor de la hospitalidad británica», dijo.

Tras declarar clausurados los Juegos, convocó a la juventud del mundo a reunirse de aquí a cuatro años en Río de Janeiro a celebrar los siguientes.

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