La posverdad y Alfaro

cesar ruvalcaba

RESTAURACIÓN/ César Ruvalcaba

Hace tiempo que la lucha política es la lucha por imponer relatos.

Hace tiempo que la verdad y el mejor argumento han dejado de existir para dar paso al mundo de las perspectivas, de los conceptos a modo de intereses. Un mundo en el que no es necesario mentir, sólo contar nuestra historia de las cosas… y convencer.

A esto le denominan “posverdad”, concepto acuñado por el sociólogo norteamericano Ralph Keyes (2004) y que describe cómo la política intenta construir relatos e imponerlos en el imaginario colectivo; no importa que no sean ciertos, solo deben parecer coherentes.

La posverdad parte de la idea de que las personas necesitan escuchar las palabras que ansían escuchar.

Cada persona “trata” de interpretar “lo que puede” del significado de las ideas para darle sentido a su realidad.

En fin, hoy nadie tiene que mentir, solo explicar su verdad. Los conceptos se amoldan a interpretaciones, “la mentira os hará libres” como en el texto del politólogo español Fernando Vallespín.

En esta guerra de relatos, ayer circulaba una foto de Enrique Alfaro besando a una mujer distinta a su esposa.

Por redes sociales, por whatsapp, comenzaron a enviar la imagen con el morbo propio de la escena y con intensión de desprestigiar al romántico protagonista.

Cuando vi la imagen, y la intensión subyacente de utilizarla como ataque político no pude evitar pensar: “caray, que nivel tan triste de debate. Qué lamentable que en política esa imagen sea mas importante que la corrupción, los desaciertos, la megalomanía y la falta de resultados en el gobierno de Guadalajara”.

En mi cuenta personal de Twitter expresé que lo relevante es contrastar resultados políticos, no atacar la vida privada de nadie porque eso nos llevaría a ser igual de mezquinos que ellos.

Lo postee  previo a la respuesta que subió Alfaro en su Facebook. Lo escribí, no porque esté de acuerdo con Alfaro, sino porque creo que la vida privada es una cosa y el desempeño político y sus luchas, son otras. Lo escribí porque lo he creído siempre y lo creo ahora.

Sin embargo, me parece que Enrique debe hacer consciencia de este incidente para reflexionar sobre lo que él mismo ha propiciado: si un equipo político en Jalisco acosa, miente, desprestigia y difama con calumnias a sus adversarios, es precisamente el que él encabeza.

Así que le dejo dos buenas ideas para la poscrisis que debe traer (si es que siente mas lo ético que lo político del golpe) después de la foto:

  • Desaparece a Fisgón Político, tu herramienta digital para amenazar, dañar y denostar sin escrúpulos y con mentiras a todo aquel que se interponga en tu estrategia política. Han hecho mucho daño a vidas privadas, como ayer lo intentaron hacer con la tuya. ¿no sería ético que actuaras en consecuencia? Demuestra coherencia.
  • No esperes a que te cachen para hablar con la verdad. Lamentaría mucho que esta forma de proceder existiera fuera de tu vida privada. Por ejemplo, ante la corrupción o el desvío de recursos públicos que te han señalado. Porque entonces habremos de esperar una foto tuya reveladora para obligarte a salir a la palestra a escuchar tus confesiones.

En tiempos de la guerra de relatos y de la posverdad, debería plantearse la política mantener márgenes más éticos.

Porque luego, crean monstruos que no pueden controlar. Escupir para arriba es siempre igual.

Analista político

@Cesar_Ruvalcaba

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