PERSPECTIVA21/Verónica Juárez Piña
Dos de los muchos aspectos que han sido fundamentales en todas las naciones que luchan contra la pandemia del Covid-19 son la fortaleza de sus sistemas de salud pública y el compromiso, la entrega y el sacrificio de su personal médico y administrativo de las clínicas, hospitales y centros de especialidades.
En México, a lo largo de décadas, hemos construido importantes instituciones de salud, en el que se han forjado generaciones de grandes médicos, especialistas, y personal de enfermería.
Las instituciones donde laboran, como el IMSS, el ISSSTE, los institutos de especialidades, los hospitales de la Secretaría de Salud, de Pemex, de las Fuerzas Armadas, y de los sistemas estatales, atienden a millones de derechohabientes y pacientes todos los días y han enfrentado, con buenos resultados, momentos críticos en materia de salud en el país, similares al que ahora padecemos, como los brotes de Sarampión, Dengue e Influenza; y más recientemente, el Zyka y el Chikungunya, entre otros.
Por estas razones, mediante un punto de acuerdo, el Grupo Parlamentario de PRD propuso a la Cámara de Diputados hacer un alto reconocimiento al personal del sistema de salud por su entregada labor para proteger a la población del Covid-19 y exhortar a las autoridades a equiparlos adecuadamente para evitar que puedan contagiarse.
Demandamos considerar la experiencia de los países en los que la pandemia ha causado mayores estragos y en donde se cuentan entre las víctimas precisamente a médicas y médicos, enfermeras y enfermeros, técnicas y técnicos, y trabajadoras y trabajadores administrativos del sector salud.
Como sociedad estamos obligados a garantizar a estos profesionales las condiciones y el equipamiento óptimo para desarrollar sus labores en un ambiente seguro y garantizándoles, también, su derecho a la salud.
Por ello exhortamos a todas las autoridades, así como a las instituciones públicas y privadas del sector salud, para garantizar que, en todas las clínicas y hospitales, se cuente con el equipo de protección y mascarillas adecuadas para evitar arriesgar a las personas profesionales que desarrollan sus labores en estos centros.
A diferencia de otras y otros trabajadores que pueden hacer sus labores desde sus domicilios y no tienen, en consecuencia, por qué correr el riesgo de contacto con personas infectadas, las y los profesionales de la salud están en otra situación. Como lo prueban los casos de China, Italia, España y Estados Unidos, su indispensable labor en estas circunstancias los convierte en elemento fundamental para la superación exitosa de la actual emergencia mundial.
En el caso de México, una vez que entró a la Fase 2 de la pandemia –es decir, el del contagio comunitario en el propio territorio nacional- es indispensable que las y los trabajadores del sector salud estén lo mejor protegidos posible para que a su vez hagan lo propio hacia la población.
Es menester recodar recientes experiencias de China, donde los médicos Li Wengliang y Liu Zhiming fallecieron en febrero pasado tras alertar sobre la aparición del nuevo coronavirus causante del Covid-19; en Italia hay más de 5 mil profesionistas de la salud infectados y en España representan 10% del total de contagiados, mientras en Estados Unidos se cuentan ya por cientos.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay 365 mil 980 médicos, quienes en promedio trabajan 40 horas a la semana con un ingreso promedio mensual de 12 mil 388 pesos. De ellos, el 58% son mujeres y
42% son hombres. Casi 72% trabaja en el sector público y el resto en los servicios médicos privados.
Este personal será el primero en la línea de batalla contra la pandemia que, en las próximas semanas, se agudizará en nuestro país. Es prioritario dotarlos de todo lo necesario para cuidarlos, porque ellas y ellos nos cuidarán a nosotros. Es lo menos que, como sociedad y como Estado, les debemos.
