Reuters.- El zoológico más antiguo del mundo cerró al público por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial debido a la cuarentena impuesta en Londres por la pandemia del coronavirus, pero para los casi 18.000 animales alojados allí, la vida debe continuar.
El Zoológico de Londres, abierto a los científicos en 1828 y al público en 1847, es una de las atracciones más queridas de la capital británica pero, como todo lo demás en la ciudad, se ha visto afectado por la crisis actual, lo que genera preocupación por el bienestar de los animales.
A diferencia de un museo o una galería de arte, no se trata sólo de cerrar las puertas.
Los animales cautivos tienen necesidades, ya sea grandes bestias como leones, gorilas, cebras y jirafas o las cucarachas silbadoras de Madagascar y todos los que están en el medio.
Es un negocio costoso y que implica mucho trabajo y sin los ingresos de las ventas diarias de boletos -por unos 33 millones de dólares el año pasado en el Zoo de Londres y el Zoo Whipsnade de ZSL- un cierre prolongado sería un escenario pesadillesco.
A eso hay que sumarle los problemas logísticos planteados por el pequeño ejército de cuidadores de zoológicos, veterinarios, personal de seguridad y de tierra (ninguno clasificado como trabajador esencial) que debe llegar al Regents Park, si no han sido forzados a aislarse. Por eso, no es sorprendente que el zoológico esté pidiendo donaciones.
“Por lo general, dependemos totalmente del apoyo del público, por lo que si la gente no entra por las puertas, los ingresos no llegan”, dijo la jefa de operaciones de ZSL, Kathryn England, a Reuters el miércoles. “Realmente tenemos que hallar otras formas para que las personas muestren su apoyo y donen en su lugar”, agregó.
“Lo importante es que hemos estado planeando esto, para poder asegurarnos de que nuestro personal pueda seguir viniendo y poniendo la salud y el bienestar de nuestros animales primero”, afirmó.
“Nuestros animales comen mucho y tenemos que asegurarnos de que nuestras cadenas de suministros continúen con alimentos de primera calidad. Ya sea que se trate de frutas y verduras de Covent Garden o carne, necesitamos un suministro continuo”, agregó.
Para asegurarse de poder ir a trabajar, muchos de los 50 trabajadores diarios del zoológico han optado por vivir en los hospedajes para los leones, que usualmente albergan a los invitados nocturnos que experimentan una “pijamada en el zoo”.
“No son clasificados como trabajadores esenciales, pero son absolutamente esenciales para nosotros”, dijo England. “Es un equipo de personas asombrosamente dedicadas”, agregó.
