Voluntarios cosen mascarillas de tela para personal médico

AP.- Bill Purdue se gana la vida impermeabilizando sótanos, pero los últimos días los ha pasado en la tienda de tapicería de un amigo en Washington, Indiana, cortando rectángulos de tela de algodón con los que su compañero cose mascarillas.

El mes pasado, la diseñadora de moda Briana Danyele se mudó desde Italia a la casa de su madre, en Greer, Carolina del Sur, donde ha convertido la sala de estar en una minifábrica de costura, elaborando mascarillas que borda con el lema “We Got This!” (“¡Podemos con esto!”).

Son dos de los cientos de personas que están respondiendo a los llamamientos de hospitales, médicos y enfermeras que, desesperados por obtener equipos de protección personal en medio de la pandemia de coronavirus, han recurrido a la población alegando que las mascarillas caseras son mejor que nada.

Estas iniciativas replican a las de otras naciones, como España, donde entre las voluntarias que elaboran mascarillas hay un grupo de monjas y hasta miembros de la Fuerza Aérea. De las máquinas de coser de la Escuela de Paracaidistas de Murcia, en el sureste del país, salen unas 500 mascarillas al día, explicó la Fuerza Aérea en su perfil de Twitter.

En Bélgica, lo que comenzó con una única mujer hace una semana, se ha convertido en un pequeño ejército de costureras en cuestión de días.

Deaconess espera recolectar miles de mascarillas esta semana en un lugar fuera del hospital, y esterilizarlas antes de distribuirlas entre médicos y enfermeros o de enviarlas a residencias de ancianos y albergues de personas sin hogar, agregó.

En una iniciativa similar, Providence St. Joseph’s Health, en Seattle, donde está uno de los focos de infección más grandes del país, está armando kits con material especial y distribuyéndolos entre gente dispuesta a coser como parte de un reto para lograr 100 millones de mascarillas.

El centro médico Dartmouth-Hitchcock, el hospital más grande de Nueva Hampshire, preparaba kits que incluyen tela y gomas para animar a los voluntarios a que cosan mascarillas para pacientes, visitantes y personal, para que los equipos médicos vayan destinados en su totalidad a los profesionales que trabajan en la primera línea.

Las autoridades federales habían aconsejado antes que los trabajadores de hospitales utilicen mascarillas quirúrgicas para tratar a los pacientes que podrían estar infectados de coronavirus en medio de los reportes de la caída en el suministro de las más apropiadas, las máscaras de respiración N95.

“Si las enfermeras lo dejan, están muy cansadas o se enferman, entonces dejaremos de tener una primera línea”, dijo Wendy Byard de Lapeer, Michigan, que comenzó a organizar a sus amigas para coser mascarillas luego de saber que su hija, que trabaja como enfermera en un hospital suburbano de Detroit, recibió la orden de llevar puesta la misma todo el día.

La semana pasada, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades actualizaron discretamente sus directrices para señalar que los hospitales que se quedasen sin mascarillas quirúrgicas deberían considerar fórmulas para reutilizarlas o, al menos, usarlas durante todo un turno de trabajo. Y si se agotan en un centro, podrían utilizarse bufandas o bandanas “como último recurso”, aunque algunas autoridades médicas dijeron que las mascarillas de tela podrían no funcionar.

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