Comprometiendo el futuro

CAVILANDO ANDO/Alfonso García Sevilla

El 3 de diciembre del 2010, cuando tenía 14 años de edad, fue detenido en Morelos por elementos del Ejército Edgar Jiménez Lugo, ‘El Ponchis’ o ‘El niño sicario’, cuya historia refiere que comenzó a consumir drogas y a asesinar por encargo a los 11 años, proveniente de una familia disfuncional, las calles fueron su escuela, refugio y hogar.

Entre enero y agosto de 2019, fueron detenidos 2.135 adolescentes. La Red Por los Derechos de la Infancia en México (Redim), señaló que 7.000 niñas, niños y adolescentes están desaparecidos en México.

En suma, en México 4 niños y adolescentes desaparecen por minuto, mientras 3 son asesinados principalmente por arma de fuego.

Según Redim, de diciembre de 2006 a marzo de 2019, se registraron 19.000 niñas, niños y adolescentes víctimas de homicidio intencional.

El dato más llamativo es que ocho de cada 10 fueron víctimas de arma de fuego, lo que significa que fueron asesinados o murieron en medio de un enfrentamiento con organizaciones rivales o con las fuerzas del orden.

Por otra parte, en su informe ’Niñas, niños y adolescentes víctimas del crimen organizado en México’, presentado en noviembre pasado, la CNDH puntualizó que la actual situación de violencia es consecuencia de problemáticas estructurales que resultan «devastadoras» para los menores y donde se asegura que las niñas, niños y adolescentes constituyen uno de los grupos más vulnerables.

Una muestra de ello es que los asesinatos de menores de edad casi se han triplicado y alrededor de 30,000 de ellos engrosan las filas del crimen organizado.

En México, el grueso de la población carcelaria es joven: el 34.7 por ciento tiene entre 18 y 29 años de edad. Si hablamos de adolescentes, 4 mil 500 son internados cada año, en promedio, en algún centro de reclusión por cometer delitos graves.

El caso reciente del niño que acabó con la vida de su maestra en Coahuila y posteriormente se suicidó, viene a recordarnos la realidad que miles de niños mexicanos viven día a día, la ausencia de atención desde casa, el bombardeo incesante por todos los medios de la violencia como forma de resolver los conflictos y la falta de valores en su formación.

Asimismo, desde el gobierno y conocedores de esa realidad, no se han diseñado políticas públicas que redunden programas escolares que atiendan y orienten de manera eficaz las conductas violentas de los educandos.
Una sociedad que no cuida a sus niños es una sociedad que pone en riesgo su futuro y en este contexto, no garantiza que seamos capaces de lograr en el corto plazo la anhelada paz que en los últimos años nos ha robado también, el crimen organizado.

Politólogo, Profesor Universitario y miembro del Claustro académico del ITEI

@aagsevilla

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