POLÍTICA SIN ÉTICA/Jonadab Martínez
Una vez más, los taxistas se manifestaron, reclaman la existencia de Empresas de Redes de Transporte, como UBER, DiDi o Cabify, y exigen al Gobierno de la Ciudad de México que saque del mercado a dichas empresas porque compiten de manera desleal, y que además no pagan impuestos ni contribuyen al gasto público.
No hablaré de los taxistas ni de su derecho a manifestarse, mejor hablaré del usuario, de millones de personas que por muchos años usamos el taxi porque era el único medio de transporte público-privado que existía, y que durante su hegemonía, vivieron en la conformidad y nula inversión para mejorar la calidad del servicio.
¿Qué le toca al Estado o al Gobierno, en cuanto a su transporte público?
Ofrecerles a sus habitantes las opciones que sean necesarias para que sus traslados sean seguros, eficientes, económicos, rápidos y regulados, y en los últimos tiempos, menos contaminante o amigable con el medio ambiente.
Ningún Estado o Gobierno puede ni debe privilegiar a algún sistema de transporte, no por encima de la decisión de la ciudadanía. Al final, el gran elector es quien decide cómo moverse.
Es más, sí el día de mañana alguien ofreciera transporte gratuito, el Estado no podría prohibirlo, pero si regularlo, ¿por qué? Porque debe proteger a sus representados y garantizar que ese medio de transporte cumple con ciertas medidas de seguridad y calidad.
En el mundo empresarial, la competencia radica en mejorar el servicio y ofrecer a sus usuarios o clientes un producto satisfactorio, no en despedazar al rival para que pierda clientes.
La era medieval ya terminó, ahora la mejora continua es la que fortalece el mercado y con ello los ingresos de sus operadores.
Quien no entienda que en la actualidad el mercado se mueve así, está condenado al fracaso o la extinción.
Reconozco que en Jalisco también hay taxistas inconformes por la existencia de Empresas de Redes de Transporte, pero en el Estado, antes de manifestarse, buscaron la manera de mejorar el servicio, ¿Cómo?
Renovando unidades paulatinamente, ahora son más cómodas y espaciosas, además algunos migraron a combustibles menos contaminantes; también crearon Taxi-E, que es un taxímetro digital que el usuario activa al momento de abordar un taxi, y al finalizarlo, le arroja el costo del viaje (tiempo y distancia); también se capacitan permanentemente para mejorar el servicio.
Como Presidente de la Comisión de Movilidad y Transportes en el Congreso del Estado de Jalisco, me reúno cotidianamente con conductores y líderes de organizaciones de taxistas en la Entidad, y por eso puedo decir que son más los buenos conductores, los que han entendido y aceptado que la competitividad fortalece los mercados, aunque siempre hay algunos detenidos en el tiempo y anclados en que “destruyendo, construyen”.
La cadena de noticias AD40, lanzó una encuesta para conocer la opinión, y el resultado fue el siguiente:
¿Tú qué servicio prefieres?
Taxis tradicionales
3%
Mejor libre competencia
24%
Prefiero usar apps
73%.
Así que, el usuario es quien al final decide como moverse, y el Estado debe garantizar que la opción que decida, sea la mejor, sea segura y eficiente, además de cómoda y económica.
