No vamos por buen rumbo

PERSPECTIVA21/Verónica Juárez Piña

Este Gobierno de México está obsesionado con la historia.

Lo vemos en sus símbolos, en sus discursos y en las referencias de López Obrador.

Le llama “Cuarta Transformación”, porque su grandilocuencia los lleva a compararse con gestas del tamaño de la Independencia, la Reforma o la Revolución.

El problema es que es más fácil decretar la historia que cambiar la realidad. El Presidente debería estar más atento en gobernar y dar resultados que en promover actos que no tienen ningún significado.

Vemos como jóvenes en todo México siguen desapareciendo; mujeres en todo el país siguen siendo asesinados por motivo de género; miles y miles son asesinados por una guerra contra las drogas que no acaba; los cárteles siguen comprando autoridades y pagando por protección.

Personas de la tercera edad se siguen muriendo en hospitales público porque no pueden ser atendidos; decenas de miles de jóvenes no pueden entrar a la universidad porque no hay cupo; millones de mexicanas y mexicanos no llegan a fin de mes porque los salarios que se pagan en México son de miseria.

Estos son los problemas reales, que se sufren en el país día con día.

Son siete meses de gobierno. López Obrador se queja mucho de la prensa y de sus adversarios, pero ningún Presidente en la historia contemporánea de México ha tenido las condiciones que él tiene.

Mayorías parlamentarias incondicionales que actúan bajo su consigna; López Obrador ha tenido todo a la mano para impulsar el combate a la inseguridad, a la corrupción y cómo distribuir el presupuesto.

Es preocupante que el Presidente no vea los mensajes que le envía la realidad.

Siempre tiene otros datos.

Seguridad, por ejemplo. Vamos presenciar el año con más homicidios de la historia del país.

Nada gana el Presidente negando la realidad. O en corrupción. ¿Dónde quedaron los ahorros por el combate contra el huachicol o fue todo un pretexto?

O en economía, ¿No admite el Presidente que se están destruyendo empleos? ¿No le cree al INEGI que dice que el empleo se desmoronó 80% en mayo?

¿O sigue creyendo que creceremos al 4 por ciento? No hay nada más preocupante para un gobernante que la pérdida de contacto con la realidad.

El Gobierno no va bien.

Se cumple un año de la elección presidencial. Hoy, esa fecha no significa nada. No se ha traducido en nada. Esperemos que López Obrador deje el triunfalismo y el festejo, y pase a lo que le toca: gobernar y dar resultados.

Nosotros, como oposición, estamos haciendo nuestra labor: aprobamos lo que consideramos bueno para el país y criticamos aquello que no es bueno. Los mexicanos le dieron un gran bono democrático a López Obrador, el cual lo va dilapidando poco a poco como sus antecesores en el cargo.

Coordinadora de GPPRD en el Congreso de la Unión

@juarezvero

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