Jalisco, ¿en guerra?

PUNTO CRÍTICO/Gabriel Torres Espinoza

Con cada mes que transcurre se rompe el récord en homicidios dolosos.

El peor de todos los delitos, puesto que vulnera el principal bien jurídico que debe tutelar el Estado: la integridad física.

El mes de mayo fue el más violento de México en 2019, con 2 mil 476 denuncias por homicidio doloso, lo que equivale, en promedio, a 79 personas asesinadas cada día (de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública -SNSP-).

Sin embargo, junio ya apunta a ser el mes con más víctimas de homicidio doloso desde que se tenga registro en nuestro país.

En la primera quincena de junio fueron asesinadas 85 personas en promedio cada día.

Incluso con días de terror durante esta primera quincena de junio. Sólo el primer sábado de este mes se registraron 113 víctimas de homicidio doloso en el país.

Resulta incomprensible que con la crisis de seguridad actual en varios estados de la República, el gobierno federal envíe 6 mil elementos de la Guardia Nacional a hacer labores de patrulla fronteriza al sur de México.

A efectos de dimensionar lo anterior, mientras que Jalisco es el tercer estado con mayor población en el país, tan sólo después del Estado de México y Veracruz, y con el cártel más poderoso de México, la Guardia Nacional apenas asigna 3 mil 120 elementos.

Prácticamente la mitad de los destinados a hacer labores de patrulla fronteriza en el sur del país. Hasta ahora se puede hacer una tristemente célebre conclusión, ni la ‘cuarta transformación’ ni ‘la refundación’ han podido detener la espiral creciente de homicidios dolosos en México.

Ahora bien, ¿todo es responsabilidad del gobierno federal? Los delitos de alto impacto [homicidio doloso, secuestro y extorsión] son, en principio, delitos del fuero común; es decir, existe responsabilidad de los estados, hasta en tanto no se demuestren indicios de delincuencia organizada.

Esto quiere decir que la crisis de inseguridad es una responsabilidad compartida entre los 32 gobernadores y el Presidente de la República.

Pero no hay que dejar de observar que no sólo la economía tiene tendencias cíclicas. También otros fenómenos sociales, como la mismísima inseguridad.

Se sabe bien que: 1) en el primer semestre de cada año se registra más violencia que en el segundo semestre; y 2) todo cambio de gobierno federal y estatal [en 2018, Morena ganó cinco entidades federativas, además de que hubo alternancia en Jalisco (MC) y Yucatán (PAN )], sobre todo en contextos de alternancia político-partidaria como en CDMX (pasó de PRD a Morena), se ‘reacomodan’ los grupos delictivos y repunta temporalmente la violencia.

Se señala que el gobierno federal y los estados aplican la misma estrategia utilizada por Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto [que las Fuerzas Armadas se hagan cargo de la seguridad]. Por tanto se concluye que, en efecto, producirá los mismos magros resultados.

Sin embargo, no es exactamente lo mismo (para bien o para mal, ya se verá), si observamos que: 1) las Fuerzas Armadas tendrán presencia permanente y no transitoria; 2) se adicionarán a la Guardia Nacional, 35 mil elementos pertenecientes actualmente a la Policía Militar y 8 mil elementos de Policía Naval, lo que coloquialmente equivaldría a decir que serán, ‘la policía de la policía’; y 3) tendrá un marco jurídico de actuación, derivado de una reforma constitucional y tres leyes generales [Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza, Ley Nacional del Registro de Detenciones y la Ley de la Guardia Nacional], además de la reforma integral a la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

El gobierno federal, los estatales y municipales acuden a su último recurso: las fuerzas armadas nacionales.

México sufre una pérdida dramática y paulatina del territorio nacional a manos del crimen organizado (hasta ahora, mejor organizado y armado que los gobiernos).

Las cifras de homicidios dolosos acusan una guerra intestina de grandes proporciones, donde se viene suplantando la autoridad del gobierno, por la de los grupos delictivos que ganan parte del territorio, donde instalan su propia autoridad.

En Jalisco llevamos 14 policías asesinados en lo que va del año. A ver quien se atreve a molestarlos.

Un desafío que deja en entredicho a instituciones, leyes y gobiernos…

Director General de la Operadora SURTyC de la U de G

@Gabriel_TorresE

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